Número 60

71 Dentro de nuestras propias construcciones y de los varios feminismos existen tensiones y ellas se han colocado ya en forma pública respec- to de escraches y las formas de ejercer justicia (Arteaga & Sierra 2019, Vega 2019, Sierra et al, 2018). Sin embargo, con esas tensiones hemos sido y seguiremos siendo capaces de avanzar. Ahora, si vamos a poner en debate algo amplio y público no es la “radicalidad del feminismo” o su “inutilidad” sino el combate al fascismo, a los fundamentalismos religiosos más recalcitrantes, a la iglesia como institución y su injerencia en el Estado, al ocupar lugares estratégicos de go- biernos desde discursos feministas con prácticas violentas y represivas, al acoso sexual en las Uni- versidades ecuatorianas (Guarderas et al, 2018), entre otras. El Parlamento de mujeres en Ecua- dor está actuando- en el marco del Parlamento de los Pueblos convocado por el Movimiento In- dígena y diversas organizaciones- de modo que se pueda denunciar las formas patriarcales de ejercicio de poder (Juicio Popular a María Pau- la Romo - Ministra de Gobierno) y en el inten- to de construcción de otras formas de poder, en el acuerpamiento del que habla Gutiérrez. Más que criticar el discurso radical debemos desen- mascarar a las/los que con discurso de equidad de género (Hillary Clinton, Angela Merkel, La- garde- Presidenta del Banco Central Europeo), apoyan agendas de la diversidad nice (light)- a quienes parece que la bandera de la diversidad les representa, mientras es dulce y tiene fondos, pero no cuando se habla de justicia social; lo que Nancy Frasier describe como neoliberalismo progresista (Rubio, 2019). Y en ese contexto se- guimos tejiendo. COLOMBIA, La CUT y otras voces piden un reajuste salarial que cubra las necesidades básicas para millones de colombianos. (Foto: PL) http://www.escambray.cu/2019/impulsa-en-colombia-mas-acciones-de-protesta/

RkJQdWJsaXNoZXIy MTA3MTQ=