Número 60

38 que los expropian para obtener ganancias en di- versos ramos, como el farmacéutico. En sus diversos territorios, los pueblos crean lenguajes que dan cuenta de lo que los rodea, lo que se pisa, lo que se toca, lo que se respi- ra, lo que son riesgos, lo que se contempla, etc.; todo ello enriquece la visión del mundo. A partir de sus asentamientos territoriales, los pueblos crean cosmovisiones entre cuyos elementos se hallan lógicas concretas, como las llama Claude Levi-Strauss; no se trata solo de fantasí9as mí- ticas o supersticiones, como cree mucha gente. En pueblos donde todavía no se arrasa con los territorios, existe un mayor respeto a la natura- leza, aunque en no pocos casos también se deja sentir la ausencia de tal respeto a la naturaleza, más no al grado en el que se sufre actualmente por la globalización empresarial. A ello hay que añadir que en esos pueblos la influencia de un “sistema sin ética” (así llamó el Papa Francisco al sistema dominante en nuestros días) no es tan poderosa como en diversos centros urbanos e in- dustriales, como en el caso de la Ciudad de Mé- xico que, pese a todo, todavía conserva alguna fuerza para enfrentarse a las ambiciones del Rey Midas y sus seguidores. En América Latina, las poblaciones origina- rias y las afrodescendientes fueron arrojadas a lo que Gonzalo Aguirre Beltrán llamó “regiones de refugio”, sitios agrestes e infértiles escasamente propicios para actividades económicas rentables. En el capitalismo contemporáneo se descubre, gracias a las exploraciones y las nuevas tecno- logías, que tales regiones contienen riquezas de muchos tipos: minerales, petróleo, litio, hierbas medicinales, bosques, faunas y floras mercantili- zables, zonas para la pesca moderna, ambientes bellos y espectaculares para el turismo, etc. Los pueblos indígenas y los afrodescendientes no están enamorados de sus condiciones de atra- so; prefieren tener automóviles que cargar con sus productos a unos pobres burros; desean con- tar con la medicina alopática (conjugada con va- rios de sus saberes médicos); un buen conjunto de ellos aprende computación (la colega Marga- rita Wranholtz ha formado a varios expertos en esa rama del saber); aprenden a manejar videos; anhelan tener escuelas de buena calidad y van engrosando sus conocimientos sobre el mundo. Tales pueblos no se oponen a la moderniza- ción, pero desean desarrollarla bajo su comando, como soporte y no como adversaria de su en- riquecimiento cultural; la desterritorialización que hoy se emprende en México es favorable a grandes empresas cuyo objeto básico es conse- guir grandes ganancias en poco tiempo; es un proceso que inhibe o elimina el desarrollo cultu- ral de muchos pueblos. El Instituto Nacional de Antropología e His- toria (INAH) es un pivote sustancial en la salva- guarda, protección y enriquecimiento de la cul- turan del país; por ende, está obligado a cumplir con tales metas con la mayor eficiencia posible. En este marco, es de felicitar a un grupo de in- vestigadores (as) de la Dirección de Etnología y Antropología Social (DEAS) que han creado un notable taller sobre Defensa de los territorios, un taller abierto a la socialización del conocimiento y a la difusión académica, así como al contacto con las poblaciones afectadas por los MPT. De tal manera, el taller cumple con una de las funcio- nes básicas del INAH. Fuente: André Gide, Santiago de Chile, 1937 (portada) Fuente: http://www.imdec.net/campana-en-defen- sa-de-la-madre-tierra-y-el-territorio/

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