Número 60

37 nitivos, de lo que se entiende de la relación de los seres humanos con otros seres vivos, de lo que es estético o degradante, de valor frente al peligro o de los riesgos estúpidos, de lo especta- cular o lo bochornoso, en suma, de la ideología. Lo cultural puede tener características positi- vas o negativas; el patriarcalismo, por ejemplo, es oprobioso, mientras que el altruismo es de alentarse todo el tiempo. Para mí, la cultura debe contribuir a que los seres humanos seamos agen- tes primordiales de nuestras potencialidades, que son múltiples y variadas. Evidentemente, en las sociedades actuales, lo somos en general po- bremente, excepto en muy contados casos. El territorio a la vista Una sociedad democrática no excluye los MPT democráticos; por ejemplo, grandes ciudades uni- versitarias, notables extensiones para museos, complejos enormes para el turismo social, ámbi- tos amplios para espectáculos, etc. Lo importante es que esos MPT estén bajo el comando de grupos sociales cuyo interés básico sea fomentar y for- talecer la cultura emancipadora y no prohijar el culturicidio, como lo hacen los MPT actuales. La globalización actual es culturicida, en especial cuando practica la reterritorialización favorable a los intereses de las corporaciones transnacionales. La defensa de los territorios amenazados es una tarea básica para la supervivencia de la cul- tura (expongo sólo algunas cuantas, y aquí no tengo espacio para extenderme sobre ellas). En primer lugar, los territorios son produc- to y escenario de procesos sociales y por ende procreador de culturas, por lo cual contribuyen decisivamente a la multiculturalidad del planeta, evitando el monoculturalismo empobrecedor. En segundo lugar, los pueblos generan inven- ciones y descubrimientos a partir de sus condi- ciones ambientales específicas en una gran can- tidad de materias: medicina, conocimiento de la fauna y la flora, sobre los astros, conocimientos edafológicos, herbolaria, culinaria, educación de los hijos, etc. Por supuesto, muchos de estos des- cubrimientos e invenciones son aprovechados ac- tualmente por las corporaciones transnacionales los entornos o entramos en contradicción con ellos. Se dice que la ideología justifica o raciona- liza un estado de cosas, mientras que la ciencia lo explica. Sin embargo, no es fácil establecer una clara frontera entre ambos aspectos; lo ideológi- co puede irrumpir en las investigaciones científi- cas, y los inventos y descubrimientos científicos pueden dar lugar a asentamientos ideológicos. En la actualidad hay un cierto consenso en afirmar que la cultura es lo que aporta sentidos o significaciones a los elementos con que nos ha- llamos en el universo que nos rodea. Por ejem- plo, hay quienes sostienen que la tauromaquia es un bello ejemplo de patrimonio cultural en Mé- xico; otros arguyen que es un espectáculo abyec- to, indigno de una nación civilizada. Ambas posiciones nacen de conjuntos de creencias, ideas, representaciones, procesos cog-

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