Número 60
28 la humanidad” sigue siendo una utopía deseable, pero en los hechos el etnocentrismo occidental y cristiano es el que reina soberano. Por otro lado, la posibilidad de construir un código valorativo global con base en un consenso intercultural, no ha sido explorada ni discutida a fondo. Herman van Hooff, un conocido analista del Centro del Patrimonio Mundial de la UNESCO, nos presenta un balance puntual de lo que nuestros estados latinoamericanos han valorado y exhibido como su capital simbólico global. Así, nos dice: Si analizamos la lista de otra forma, notamos que, de los sitios culturales de Latinoamérica y el Caribe, 19 sitios datan de la época precolom- bina, 33 del periodo colonial (de los cuales 25 son centros históricos o ciudades coloniales), y 2 de la época post-colonial (la Cita del de Haití y Brasilia) (Van Hoff, 1999). El IX Foro de Ministros de Cultura de América Latina (Cartagena, mayo de 1997) dejó entrever una ligera brisa rectificadora al acordar “el estu- dio de nuevas categorías de patrimonio cultural y natural” (Van Hoff, 1999). Sin embargo, el pro- ceso de valorización patrimonial debe democra- tizarse y pluralizarse culturalmente para dejar atrás ese ostensible carácter etnocrático, que Ro- dolfo Stavenhaven (2002) descubre en nuestras estructuras estatales y políticas gubernamentales. En perspectiva, los países del Sur debemos llevar la discusión patrimonial de nuestros es- cenarios nacionales al marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas, así como a las reuniones de UNESCO y de ICOMOS, en aras de ir democratizando y pluralizando la toma de de- cisiones en materia de acuerdos y políticas cul- turales multilaterales y mundiales. Más allá de la denuncia de las lecturas neo- coloniales de la globalización que pretenden legitimar una imagen avasalladora del mercado mundial y de las tecnologías de la información sobre los espacios nacionales, debemos repoliti- zar el ámbito de sus presupuestos economicistas y “neutralistas”. Gracias a la aplicación extensi- va de los principios de la economía neoclásica al medio ambiente y a la educación, atribuyén- Fuente: https://atomocartun.wordpress.com
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