Número 59

31 blaciones locales a ese nombramiento, o bien que se haya acelerado la conformación del espa- cio en lugar de patrimonio “construido”, como fueron los casos de Cuitzeo y Zintzuntzan, en Michoacán, en tiempos del gobierno de Felipe Calderón (cf. Esperanza Duarte Flores, 2015, y Duarte y Esperón Gómez, 2017). Pueblos como Valle de Bravo y Malinalco, cuyos entornos naturales habían alentado la ed- ificación de segundas residencias y la llegada de visitantes en los fines de semana, tanto de la Ci- udad de México como de Toluca, han visto mul- tiplicados estos dos aspectos a raíz de su nom- bramiento y poco a poco sus espacios públicos se han transformado con nuevas lógicas e imag- inarios distintos a los de sus poblaciones oriun- das. Un ejemplo de ello han sido las amenazas de perder el nombramiento si no se reubica el comercio ambulante o reordenan los tianguis, que tienen sus orígenes en la época prehispánica. …Lo desafortunado en este caso es pretender ordenar aquello que está ordenado; por desgra- cia para los promotores turísticos y las autori- dades, se trata de un orden que no entienden ni quieren entender. Cualquier medida de in- tervención que se lleve a cabo bajo esquemas occidentales de imagen urbana será un atenta- do a las tradiciones y costumbres, además de un conflicto latente que puede convertirse en problema social. Se estaría atentando contra la memoria de la comunidad” (Valverde y Jasso, en conversación con Gallardo Terrón: 2017: 196). Los empresarios y operadores turísticos buscan satisfacer valores comerciales, recreación y di- versión de los visitantes y nuevos residentes, de tal modo que se desvía así lo que se propone el PPM en cuanto al fomento de la identidad de los pueblos (cf. López Levi, 2015, y Valverde y Jasso, 2017). Han aparecido también los intereses inmo- biliarios y se han incrementado los costos de la tierra, lo que ha propiciado el desplazamiento de los habitantes oriundos a lugares periféricos de menor costo. Asimismo, en aras de mejorar sus ingresos, las poblaciones antes dedicadas a la ag- ricultura han abandonado esta actividad y se han empleado en el sector de servicios para atender las demandas de los turistas y nuevos residentes. Por otro lado, están documentados los casos de Tepoztlán y Cuetzalan (cf. Laura E. Quiroz, 2015, y Frida Jacobo, 2015), pueblos cuya tradición cultur- al mesoamericana prevalece y se expresa no sólo en sus fiestas, mayordomías y sistemas de parente- sco, sino también en sus formas de organización, que les han permitido oponer resistencia y salir en defensa de su territorio y bioculturalidad, así como participar en proyectos destinados al turismo sin menoscabo de sus formas de organización. A través de estos ejemplos es posible ver cómo la organización social de cada lugar y el arraigo a sus tradiciones y su resistencia cultur- al pueden marcar la diferencia y los ritmos de los programas como el de pueblos mágicos, bien sea que avasallen a su población local o que el- los marquen, hasta cierto punto, los ritmos de la integración de la empresa turística, si bien como plantea Laura Elisa Quiroz (2015:98), las trans- formaciones no se pueden evitar dado que, como son los casos de Tepoztlán, Malinalco y Valle de Bravo, se han abandonado actividades agrícolas para favorecer el desarrollo de actividades ter- ciarias para el consumo turístico. Se observa cada vez más claramente que se ha conformado una capa de los denominados emprendedores, que tienen como característica haber cursado alguna carrera en universidades privadas, aunque no en todos los casos, y pueden o no ser originarios, o haber llegado a estos lu- gares a partir del matrimonio con personas de la localidad. Se caracterizan por formar lider- azgos y tomar iniciativas trasplantadas de otros proyectos o entornos turísticos y su objetivo es implantar negocios en estos pueblos que han recibido la designación de mágicos. En el caso de Malinalco existen ya incluso empresarios ex- tranjeros del sector inmobiliario. Y es que, a 18 años del inicio de este programa, las transformaciones y consecuencias que han tenido muchos de los pueblos con este nombra- miento permiten afirmar que la sustentabilidad, uno de los principios con el que surgió y obtuvo legitimidad, está muy lejos de cumplirse.

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