Número 58

55 lo que respondió: “Este año no, porque ya estaba el anterior y son dos años que se comprometen, pero ya tenemos para el próximo, porque se van renovando; hoy se decide quien sigue. Aquí los jó- venes siguen participando, parece que no porque algunos se van, pero siempre hay quien sigue lle- gando; mi sobrino, por ejemplo, tiene como tres años participando, pero lo hace con fe.” Se nos hizo mucho hincapié en que la fe es importante para acompañar al ritual y, si no hay fe, o por lo menos respeto, serán castigados por los airecitos. Ambrosio Pirieno es guiador, es decir, condu- ce las entregas del huentle a los pilanchichincles en los diferentes parajes que él conoce bien, y nos comentó: “uno tiene que ir con ganas a ver a los airecitos, si no, mejor no vayas.” Le pregunta- mos cuántos guiadores como él quedan, a lo que contestó: “quedamos pocos, como cuatro, pero los chavos que vienen abajo quieren aprender y eso es bueno porque quiere decir que los nuevos no van a dejar que esto acabe, aunque sea caro.” Una vez que las mujeres anunciaron que los ta- males estaban listos, los dos grupos de hombres comenzaron a preparar y a repartir lo que cada uno de los dos grupos llevaría: banderitas de co- lores, velas, el mole verde con pollo, la bebida de tepache. Al tener todo listo, se formó una fila de hombres que, con un copalero, esparcían el humo en el altar de la virgen de Guadalupe, se persigna- ban, hacían alguna petición y prendían un cigarro; todos los hombres pasaron haciendo lo mismo. Al poco tiempo, se nos indicó que iríamos en una camioneta con Ambrosio, el guiador. Íbamos alrededor de 10 personas en la camioneta; se nos llevó al momoxtle , o pirámide principal. Una vez ahí, se caminó por la zona arqueológica y nos subimos a lo alto de la pirámide. Se prendieron algunos cuetes y Ambrosio colocó la ofrenda en- cima de un papel de estraza, detenido con cuatro banderitas. Al intentar encender una vela se le Foto 6. Caminando hacia el momoxtle, trabajo de campo, 2018

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