Número 58
53 Foto 4. El Guiador Ambrosio Pirieno en el ritual, trabajo de campo, 2018 con semilla de calabaza tostada y molida en “for- mas” de madera con un metlapil hasta volverla polvo. En una cazuela se cuece el pollo, se sacan las piezas y al caldo se le añade el polvo de las semillas de calabaza, se le agrega el chile verde y las piezas del pollo. Entre las mujeres se cuentan los aconteci- mientos de los rituales de años pasados, con co- mentarios como: “Ay, ese día los aires nos dije- ron que no iba a llover, y pues no llovió, ese año estuvo muy seco.” La creencia está presente en- tre los asistentes; a pesar de que no es un grupo grande de personas el que participa en el ritual, se organizan anualmente tratando de mantener viva la tradición. Mientras tanto, los hombres comían carne de puerco en salsa verde, y bebían refrescos y tepa- che para “agarrar fuerzas para ir a los parajes”, como nos comentó Vicente Macedonio, uno de los participantes. Se nos ofreció carne frita, que se cocinaba en las afueras de la casa. El desta- zamiento y la cocción de esa carne está a cargo exclusivamente de los hombres. Se nos invitó a comer y platicamos con Pablo Pérez Otaviano. Él tiene veinte años de acompa- ñar el ritual de los pilanchichicles, y nos explicó el porqué del ritual. Una de las principales interro- gantes que teníamos era si les había costado traba- jo hacer la fiesta, es decir, encontrar quién partici- para y fuera creyente, o si simplemente este ritual tendrá continuidad. A ello contestó: “Pues a mí me tocó el año pasado, y luego a mi ahijado, esto no se va a perder, al contrario lo vamos levantando, nosotros vamos de salida pero ellos, los jóvenes, van para arriba y ellos también creen.” Este año fue el segundo en el que le correspon- dió a Agustín Carrillo encargarse de la fiesta, y le preguntamos si le había costado trabajo hacerla, a
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