Número 58

35 Para el cultivo de enervantes, la aplicación de las técnicas de apropiación capitalista ponen di- rectamente en valor la cualidad epistémica de las y los campesinos indígenas y mestizos que habi- tan en las amplias regiones de refugio, y en don- de la cultura del campo es subsumida por la pro- ducción agroindustrial de marihuana y amapola volcándolas en «zonas específicas para la intensa acumulación» en el ramo del narcotráfico. En la Causa Penal 23/2013, abierta en contra de una persona de origen tu’un sabi o mixteca, en la municipalidad de Santiago Ixtayutla, asentada en la región costa norte del estado de Oaxaca, por motivo de su participación en actividades vinculadas a la producción de enervantes, la in- vestigación pericial permitió observar que una de las tendencias culturales que se imponen en la zona de estudio, fue precisamente la extensión de la «cultura de la violencia» relacionada a acti- vidades vinculadas a la producción, distribución, circulación y consumo de enervantes. En térmi- nos generales esta es la cadena del proceso de producción de capital. Para el caso en cuestión, es el capital que se ge- nera precisamente resultado de la inserción de la fuerza de trabajo tanto en la producción como en la distribución y circulación de enervantes, situa- ción que en distintos estados de la República ha provocado la explotación de distintas maneras de la población nativa, por ejemplo: en la etapa de producción del enervante los traficantes buscan fundamentalmente tres condiciones que como me- dios de producción abaraten el coste de produc- ción, con esa intención se instalan en zonas rurales deprimidas económicamente para tener un fácil acceso al uso de la tierra, enganchan a la población de dichas zonas en la producción y cuidado de la siembra, y por último, además de explotar la fuerza de trabajo y aprovechar la necesidad del indígena y campesino pobre, utilizan de éstos su conocimien- to relativo a la producción agrícola con todo lo que eso implica (conocimiento del terreno, de las con- diciones climatológicas, de plagas y alimañas que sierratarahumaraafirmaindigena-1208285.html y http://www.univi- sion.com/noticias/narcotrafico/indigenas-mexicanos-las-nuevas-mu- las-del-narcotrafico (consultados el 26/01/2018). puedan afectar el producto, de los trazos de acce- so, etc.). Mientras que en la etapa de distribución y circulación esta población es susceptible de ser enganchada debido a su destreza en el tránsito por la zona, su condición física y capacidad para “mi- metizarse” con el entono. Lo anterior se colige de las entrevistas levan- tadas a personas de la zona durante el trabajo de campo, inspección in situ que me llevó a recorrer la franja territorial que comprende los munici- pios de Santiago Ixtayutla, Santiago Jamiltepec, Pinotepa Nacional y Pinotepa de Don Luis, como área que permite una aproximación importante a la dinámica productiva de la subregión conocida como Costa y Sierra Baja. Descripción que ejemplifica precisamente la conceptualización que se sustenta para res- ponder sobre las especificidades culturales en el entendido de que la tendencia cultural de la violencia provocada por el narcotráfico no se ex- presa únicamente por la vía armada y el ajuste de cuentas, sino que su fuente se localiza preci- samente en el proceso de valorización del valor y su cadena de producción, distribución, circula- ción y consumo de los enervantes. A esta cadena de producción se ven sujetas las personas integrantes de pueblos y comunidades originarias y mestizas por medio de la explota- ción epistémica en la actividad productiva seña- lada. De tal manera que la violencia económica que se genera desde el proceso de producción señalado, impacta y sujeta por medio de la ex- plotación del conocimiento a los campesinos in- dígenas y mestizos de la zona intervenida. En el sureste mexicano, las comunidades ma- yas de Chiapas han venido denunciando la pros- pección (investigación, recolección, inventario, identificación taxonómica de recursos biológi- cos y genéticos, recolección de conocimientos y prácticas etnobotánicas) que se ha venido ha- ciendo silenciosa y sistemáticamente por parte de antropólogos, biólogos y químicos al amparo de universidades y centros de investigación aus- piciados por empresas farmacéuticas que buscan el acceso ilegal o irregular a componentes de la biodiversidad (incluyendo recursos genéticos y

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