Número 58

26 económica: “En la historia real el gran papel lo desempeñan, como es sabido, la conquista, el so- juzgamiento, el homicidio motivado por el robo: en una palabra, la violencia” (Marx, Tomo I, Vo- lumen 3, 1975: 892). Ergo, la subsunción, como sometimiento o subordinación del trabajo por el capital, en su estado real trata de la profundidad que a través de la alienación del ser opera en la producción y reproducción de las personas y los colectivos que son cosificados por efecto de su abrupta se- paración frente a su naturaleza, transfigurados en su totalidad concreta -internamente- (Vera- za, 2008) al quedar sometidos por las técnicas de apropiación capitalista. Como parte de tal situación, las distintas imá- genes que niegan la diferencia –expresado como lo real del multiculturalismo de Estado- también son formas de asegurar la acumulación de capital ideologizada desde el supuesto mitológico del de- sarrollo económico, el progreso técnico e indus- trial, el empleo asalariado, el cosmopolitismo, el arribo a la modernidad, en fin, el incremento en la “calidad de vida” entendida ésa como la sub- sunción real del trabajo por el capital. En México, el mejor de los ejemplos del llamado multiculturalismo de Estado fue aquel que en su momento se definió como “indigenismo”, política pública surgida durante la primera mitad del siglo XX y dirigida a la atención de los pueblos y comu- nidades originarias cuya pretensión era superar el atraso sociocultural en el que se encontraban las mismas para conducirlas, a través de programas de desarrollo socioeconómico, a una etapa supe- rior de su estadio evolutivo. Claro ejemplo de una política de Estado dirigida hacia la subsunción real del trabajo –de la fuerza de trabajo que somos no- sotros mismos, todos, comunidades originarias y “sociedad nacional”- por el capital. Como es bien sabido, esto en sí mismo operó en detrimento del patrimonio biocultural de las comunidades, al apropiarse a manera de conquista -colonialismo interno- del conjunto de bienes cul- turales tangibles (paleontológicos, arqueológicos, históricos y artísticos, edificados y paisajísticos, muebles e inmuebles) e intangibles (lingüísticos, filosóficos, rituales y festivos), en los cuales des- cansa la identidad étnica de dicho sujeto social, 2 bajo la dicotomía del “indio muerto” y el “indio vivo”. Entre estos, al primero habría que tomar- lo como estandarte nacional de valentía frente al conquistador; al segundo, como ejemplo de las su- pervivencias culturales por superar. Así, aplicando distintas manifestaciones y dimensiones de la violencia estructural que or- ganiza a la “sociedad nacional” mestizocrática, tanto las instituciones de Estado como particu- lares, se apropiaron de vestigios arqueológicos, artísticos e históricos, muebles e inmuebles, en uso y dotados de significado por las comunida- des originarias o equiparables. 3 El sentido de esta introducción teórica tiene el objetivo de presentar un corpus interpretativo que dé cabida al análisis de algunas de las distin- tas formas en las que operan de las técnicas de apropiación capitalista y que no necesariamen- te son manifestación de un tipo de violencia ar- mada o paramilitarizada, sino, precisamente, de lo que se toma por violencia estructural como aquella manifestación de la apropiación capita- lista que opera de manera continuada desde dis- tintas dimensiones y que naturalizada por las 2 http://www.jornada.unam.mx/2014/01/03/cultura/a02n1cul (con- sultado el 26/01/2018). 3 http://app.proceso.com.mx/mz/nota/521544 (consultado el 26/01/2018). Imagen 1. Ayutla de los Libres, Guerrero. Fuente Víctor Villanueva (2015)

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