Número 58

23 el marco de la apropiación capitalista frente a lo que la Organización Internacional del Trabajo define como aquellas colectividades existentes en los países independientes, previo al proceso de conquista y colonización europea y que con- servan total o parcialmente sus instituciones y modos de vida (Art. 1ro, Convenio 169, OIT). En ese sentido, resulta imprescindible dar cuenta del estado y la dinámica que guardan aquellas instituciones y modos de vida persis- tentes al periodo de conquista y colonización histórico, específicamente en lo que atañe a lo que en adelante se considera como el proceso de creación del conocimiento, que siguen los pue- blos y comunidades para su reproducción social como sujetos culturalmente diferenciados y si- tuados ante un contexto desfavorable de violen- cia y discriminación sistemática. Para lo cual, considerar el análisis de la plu- ralidad epistémica (Olivé y otros, 2009) permi- te identificar las diferentes formas en las que el etnoconocimiento, o elementos de éste, es o ha sido embestido por las técnicas de apropiación capitalista (violencia en sus distintas manifesta- ciones y dimensiones) que termina por subordi- narle o desintegrarlo en su conjunto cuando el interés no pasa por la apropiación de éste como objeto o medio de trabajo para la reproducción de las relaciones sociales de producción capi- talistas fundadas en la incesante producción de excedentes para la acumulación y, con ello, pos- teriormente estar en posibilidades de potenciar los instrumentos académicos como el peritaje antropológico integral con dictamen cultural, que posicionado para la afirmación de la plura- lidad epistémica le permita participar al antro- pólogo(a) en la salvaguarda del patrimonio bio- cultural (dimensión tangible e intangible) y su reconocimiento en el marco de la lucha por la autonomía étnica en México. Índice teórico para la investigación de las técnicas de apropiación capitalista En el México megadiverso que aún figura entre los 12 países con mayor diversidad biótica -flora endémica entre el 44 y el 63% y fauna 30% como promedio general- y en el que la población indí- gena se concentra en 68 grupos etnolingüísticos hablantes de 364 variantes dialectales agrupadas en 11 familias lingüísticas, y asciende a un esti- mado de 15.7 millones de personas, de los cuales 11.1 millones habitan en las denominadas regio- nes indígenas –o de refugio- distribuidas en todo el país en 34,263 localidades de 100 habitantes y más (INEGI, 2015), lo que constituye aproxi- madamente el 14% del total de la población na- cional asentada en su mayoría una superficie de 28,033,093has del total de 105,948,306has en las que se distribuye la población campesina en todo el país (RAN, 2010); la diversidad biológica en- tre la que se cuenta un aproximado de 5,000 y 7,000 especies de plantas medicinales, adquiere el matiz de biodiversidad culturalmente creada como producto de un largo proceso de intercam- bio y de selección cultural sistemática que se manifiesta en el uso medicinal que los pueblos hacen de dichas especies en algunas de sus acti- vidades rituales (Boege, 2008: 21). Y es esa biodiversidad culturalmente creada la que constituye, a su vez, un número considerable de comunidades epistémicas como el conjunto de sujetos epistémicos pertinentes para una razón, sa- ber y/o creencia. En ese sentido, toda persona que- da integrada a una comunidad epistémica determi- nada, comunidad que a manera de sujeto social no se instituye como un sujeto “trascendental” fuera de la historia, sino como la persona real y colecti- va que en interacción continua con sus fuentes de vida, crea y recrea un conjunto de situaciones par- ticulares que le otorgan especificidad a su modo de proceder en el ambiente en el que se desenvuelve y con aquél que le es ajeno. En ese orden de ideas, es importante considerar que: “Todos somos suje- tos epistémicos respecto de ciertas razones y, por ende, respecto de ciertos saberes y no de otros. Por lo tanto todos formamos parte de determinadas co- munidades epistémicas” (Villoro, 2001: 147-148). De esta manera, la biodiversidad culturalmen- te creada en el contexto de la comunidad epis- témica pertinente como comunidad originaria o equiparable, se vuelca en patrimonio biocultural (Pérez, 2012: 46):

RkJQdWJsaXNoZXIy MTA3MTQ=