Número 56

31 logra mejorar su calidad; pero ¿dónde encuentra uno dicha carne? El movimiento orgánico se fun- dó sobre el trabajo pionero de Alfred Howard, Rudolph Steiner y Eve Balfour, y aunque aun es relativamente pequeño –sólo el 5.7% de la tie- rra agrícola se administra en forma orgánica en Europa– ha resultado ser un movimiento influ- yente (IFOAM EU, 2016). Existen también otros modelos agrícolas, como el manejo biodinámico y la permacultura. Recientemente, algunos inno- vadores han estado fusionando tecnologías con principios ambientales en forma de agrosilvicul- tura, silvopastura, manejo de preservación (FAO Indonesia, sf) o agricultura regenerativa para crear métodos de administración de establos que incluyen la captura de carbono y la preservación de una biodiversidad elevada y del bienestar ani- mal. Un estudio reciente muestra que el pasto- reo administrado –una técnica que requiere el movimiento continuo del ganado en la zona de pastura– resulta ser una forma eficiente de cap- turar carbono (Stanley et al. , 2018). Sin embar- go, mientras que la carne producida con métodos orgánicos o biodinámicos está etiquetada, la pro- ducida con métodos regenerativos aun no cuenta con las etiquetas correspondientes y eso implica la revisión individual de cada establo por parte del consumidor. Simple y sencillamente, al evitar el consu- mo de productos animales, se corta la huella de carbono individual a casi la mitad (Scarborough et al . 2014; Connolly, 2014). De acuerdo con el Centro para la Diversidad Biológica (CfBD, sf), la huella de carbono de la producción de carne es mucho más que un gran número, para muchas especies como los osos polares, por ejemplo, re- sulta ser el factor que determinará si alcanzarán o no a ver el final del siglo XXI. Otra de las especies que correrá riesgos cada vez más elevados es la humana y no es uno, sino dos, los reportes de comisiones creadas ex profe- so por la prestigiada revista médica The Lancet que indican la gravedad de estos riesgos crecien- tes (Lancet, 2019a; Lancet,2019b). El primero de los reportes establece que la producción mundial de alimentos amenaza la estabilidad climática y la resistencia de los ecosistemas; constituye ade- más el mayor impulsor de degradación ambien- tal y de transgresión de los límites planetarios. El resultado de la suma de estos efectos es aun más grave y por ello, recomienda la urgente ne- cesidad de establecer dietas saludables a partir de sistemas alimentarios sostenibles para evitar que los niños de hoy en d í a hereden un planeta que ha sido severamente degradado y donde una buena parte de la poblaci ó n sufrir á cada vez m á s de desnutrici ó n y enfermedades prevenibles. El segundo de los reportes considera que las tres pandemias actuales –obesidad, desnutrición y cambio climático– representan la sindemia glo- bal que afecta a la mayoría de las personas en el mundo. Una sindemia es una epidemia sinérgica de pandemias que concurren, interaccionan entre sí y comparten los impulsores sociales subyacentes; por ejemplo, los sistemas alimenticios no sólo im- pulsan la obesidad y la desnutrición, sino que, ade- más, generan entre 25 y 30% de los gases de efecto invernadero (GsEI), destacando la cría de ganado que produce más de la mitad de dichos GsEI; los dominantes sistemas de transporte unipersonal so- portan estilos de vida sedentarios y generan entre 14 y 25% de GsEI. En apoyo de todos estos fac- tores están los débiles sistemas de gobernabilidad política, la incontrolada búsqueda económica del

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