Número 55
44 Ello nos permite no sólo entender mejor al Esta- do Islámico y grupos similares, sino también vis- lumbrar una solución que aminore la violencia de las partes en conflicto. Mi punto de vista lo alimentan casi 50 años de experiencia en numerosas culturas en el Norte Global y del Sur Global. Estudié en Austria en 1966, cuando el conflicto en Tirol era virulento; residía en España en la década de 1980-90, cuan- do el grupo separatista vasco ETA estaba activo; viví en Inglaterra cuando las batallas campales entre católicos y protestantes en Irlanda del Nor- te se extendieron con atentados explosivos has- ta las calles de Londres, y he trabajado durante casi cuatro décadas en el subcontinente indio, en donde he visto actos terroristas en Nepal, así como las tensiones étnicas y enfrentamientos en India y Bután. Lo que considero más importante es que des- de 1975 he atestiguado la aparición de tensiones entre la mayoría budista y la minoría musulma- na en Ladak, una región de India situada en los Himalayas occidentales que tiene estrechos la- zos culturales e históricos con Tíbet. Hace más de 40 años fundé el Ladakh Project —que desde entonces se ha transformado en lo que ahora es Local Futures — con el fin de apoyar los esfuer- zos locales para mantener la integridad cultural de Ladak frente a la globalización económica, y durante estas décadas he sido testigo de cambios aleccionadores en el área. Budistas y musulmanes convivieron en La- dak por más de 600 años sin que haya registro de conflicto alguno entre esos grupos. Se ayudaban mutuamente en tiempo de cosecha, asistían a las festividades religiosas de cada cual y contraían El entorno.
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