Número 55

37 esta historia. Una es que el dinero y la riqueza no tienen el mismo significado pero están relaciona- dos entre sí. “Todo el dinero es riqueza, pero la ri- queza es dinero sólo en la medida en que puede tener funciones monetarias” (Seaford, 2004: 148). La segunda característica es que tener mu- cho dinero generalmente se considera como una fuente de prestigio y permite el ejercicio del po- der político y social de una manera que a menu- do socava la moral: Ninguna moneda ha sido tan perversa entre la hu- manidad como el dinero: éste convierte en desper- dicio incluso a las ciudades, expulsa a los hombres de sus hogares, enseña y transforma concienzuda- mente a las mentes buenas de los mortales para que cometan actos vergonzosos; mostró a los hom- bres cómo practicar villanías y conocer cualquier acto de impiedad [...] Para la masa de la humani- dad, la única virtud es el dinero, en comparación con el cual el autocontrol, el conocimiento, la retó- rica, la velocidad del propio pie no cuentan, porque el dinero tiene el mayor poder… (Seaford, 2004: 159 y 161) La tercera característica es que el dinero es omnipresente, imponiendo su ley en todas par- tes. Puede ser la causa de la decadencia moral, la desilusión y la falta de ley: Hoy en día, la lógica de comprar y vender ya no se aplica solamente a los bienes materiales, sino que gobierna cada vez más la vida en su totali- dad. Es hora de preguntarnos si queremos vivir de esta manera […] La desilusión con la política se ha profundizado a medida que los ciudadanos se frustran con un sistema político incapaz de actuar por el bien público o de abordar las pre- guntas que más importan […] Nuestra política está sobrecalentada porque está casi vacía, vacía de contenido moral y espiritual. No logra involu- crarse con las grandes preguntas que importan a las personas (Sandel, 2012: 6 y 13). La cuarta es que el dinero ha sido elevado, es- pecialmente en nuestro tiempo, a la categoría de un “dios” digno de adoración y veneración: En realidad el dinero, en su forma psicológica, como el medio absoluto y, por lo tanto, como el punto unificador de innumerables secuencias de propósitos, posee una relación significativa con la noción de Dios, una relación que solo la psico- logía, que tiene el privilegio de no poder cometer blasfemia, puede revelar… (Simmel, 1990: 236) El banco como institución dentro del capita- lismo proporciona una idea respecto a si alguien es rico y posee dinero. El dinero se deposita en el banco supuestamente como propio y, por lo tanto, bajo el control exclusivo de uno. Sin em- bargo, la crisis económica mundial de que tan- to se habla golpeó a algunos países muy fuerte- mente. El resultado fue que a los clientes de los bancos se les permitió solo un límite de retiro prescrito por día, independientemente de cuánto tuvieran en sus cuentas bancarias. Esta decisión del banco creó instantáneamente una igualdad formal entre sus clientes pobres y ricos. Al mis- mo tiempo, inculcó tanto a los ricos como a los pobres el temor de que fuese poco probable que recuperaran la cantidad total de dinero que ha- bían depositado en el banco. ¿Dónde está enton- ces el dinero que fue depositado? ¿Qué hizo el banco con eso, en la medida en que no puede dar a cada depositante el monto total de crédito que desea retirar de inmediato? ¿Por qué incluso los ricos de ayer de repente no poseen nada cuando hay “una crisis económica”? Añadamos a ello el hecho de que incluso en circunstancias normales y sin ninguna crisis fi- nanciera, el banco requiere un aviso por anti- cipado si alguien desea retirar un monto de su dinero superior al límite prescrito unilateral- mente por el banco. ¿Con qué derecho adquiere el banco la facultad y la discreción para deter- minar cuánto y cuándo puede retirar el deposi- tante una cantidad de crédito sustancial o total disponible en su cuenta? Si el dinero realmente es propiedad del depositante, entonces el poder y la discreción del banco sobre el dinero que no le pertenece resultan bastante problemáticos. Parecería que el banco es el guardián de núme-

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