Número 55
34 La Madre Tierra es la canasta de pan, el grane- ro de todo ser humano. Las generaciones pasadas de seres humanos se han alimentado de la Madre Tierra, nosotros nos alimentamos de la Madre Tierra y las generaciones futuras se alimentarán de ella si es que por la irracionalidad definitiva de la MAD (Mutua y Asegurada Destrucción) 3 las armas nucleares estratégicas no convierten a la Madre Tierra en escombros radiactivos. Todos los seres humanos hemos de alimentar- nos de la Madre Tierra. Debemos reconocer que la alimentación de la Madre Tierra no puede ser exitosa si se realiza puramente como un esfuer- zo individual, solitario y aislado. La Madre Tie- rra enseña, en el idioma Akan, por ejemplo, que obra ye nnoboa , es decir, que “la vida es ayuda mutua” (Wiredu, 2003: 93). Aceptar esta máxima ética africana significa asegurar una alimentación continua mediante el uso de letsema (idioma SeSotho), debo (Oromi- fa), guza (Amahric), tsima (IsiNguni), que sig- nifican “trabajar juntos para promover y prote- ger la vida y el bienestar de todos”. Esto incluye erigir seshego o inqolobane yesiszwe para alma- cenar y preservar alimentos, con el fin de entre- garlos a los necesitados y compartirlos colecti- vamente en caso de sequía prolongada u otros desastres naturales imprevistos. La Madre Tierra no puede ser propiedad de nadie La Madre Tierra es anterior en lógica y en tiempo a todos sus hijos. Ningún niño puede ser mayor que su madre, excepto en el caso de adopción por ley. Ninguno de los hijos de la Madre Tierra puede demandar con éxito un reclamo exclusivo, previo y superior a ella con respecto a todos sus otros hijos. Al nacer, nadie hizo ni trajo un peda- zo de tierra para ampliar el tamaño de la Madre Tierra o mejorar su calidad. En consecuencia, la reclamación de propiedad absoluta y exclusiva de cualquier terreno en la Madre Tierra es un gran engaño, lo que sin embargo en la práctica tiene consecuencias graves y, a veces, incluso 3 En el texto original hay un juego de palabras en esta sigla, que en inglés significa “loco” o “loca”. mortales. Si se habla de propiedad de la Madre Tierra, entonces esa conversación está obligada a reconocerla como el tema referente de la pro- piedad colectiva pluriversal de todas las comuni- dades humanas. No es ético que la riqueza o el dinero triun- fen, como sigue sucediendo, sobre el derecho humano de todos los seres humanos a la propie- dad colectiva pluriversal de la Madre Tierra. La injusticia del sistema económico dominante ac- tual radica precisamente en su negación de que la Madre Tierra es el granero, la canasta de pan ontológica de todos los seres humanos, incluido todo lo que vive. Fuente: https://www.amazon.es/Ubun- t u - S t r o om - v a n - b e s t a a n - l e v e n s f i l o s o f i e / dp/9025906060
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