Número 53
34 bol al que nos convocaron parece mero trámi- te, además indican el juego de siempre, se per- sigue el mismo trasfondo, donde “todo sistema de poder es un dispositivo destinado a producir efectos, entre ellos los comparables a las ilusio- nes que suscita la tramoya teatral” (Balandier, 1994:16). En efecto, mientras el público va por los pasillos del recinto buscando la salida, imagi- na una y otra vez que esos jugadores lo único que buscan es lugar en una estructura que les permi- ta ejercer el poder y desde ahí seguir el espectá- culo, seguir con sus ocurrencias, seguir pateando el balón, seguir como si la tribuna no importara. Nuestro estadio está cuarteado, los espectado- res se han ido, no se sabe el marcador del partido de fútbol que ya se disputa, pero lo que sí imagi- namos es el sentir de la afición; como diría Juan Villoro: México, en el momento actual, se define con dos palabras: despojo y desconfianza, pues la esperanza en México está en bancarrota; hay una degradación, una falta de expectativas, y lo hemos visto evidente conforme el sonido local de nuestro estadio, Morelos, fue anunciando los ju- gadores; no hay espacio para nada, porque hasta la esperanza ha sido despojada (Lafuente, 2018). La moneda está en el aire; sin embargo, lo que es evidente son las palabras de un taxista en un día cualquiera en Cuernavaca: “Son como la selección mexicana, juegan como nunca, pero pierden como siempre; ellos prometen como nunca, figuran que te ven, que te escuchan, pero nos chingan y se ríen… ¡como siempre!” Aunque él no ha podido ir al estadio y escu- char la alineación en Morelos, porque su trabajo y la gasolina no se lo permiten, está al tanto del partido, y entiende que lo único que queda es esperar, ¿pero esperar qué?, no lo sabemos, pero hay que intentarlo. Fuente: Súper Hincha (abril-2015)
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