Número 53
29 donde la candidatura de Cuauhtémoc Blanco (Partido Encuentro Social), figura como el pre- cio a pagar de la alianza en los equipos que bus- can el campeonato mayor, la Presidencia de la República. En ese sentido, es posible hilvanar las historias y particularidades de todos los candida- tos sin importar el equipo y casaca que traigan; sin embargo, es necesario comentar que para ahorrar tiempo y espacio solo nos enfocamos en personajes que en la escena teatral han despun- tado por sus mayores ocurrencias. EL ESTADIO En Morelos, el público ansioso espera ver el par- tido de fútbol; el sonido local va anunciando las alineaciones, primero van los jugadores a nivel municipal, le siguen otros más para las diputacio- nes y senadurías y, por último, algunos elementos de los equipos que aspiran a la gubernatura. El eco de esos nombres retumba en el grade- río; de pronto, se escucha una voz efusiva: “con el número uno, el tricolor Aristeo Rodríguez de Tlaltizapán”, los espectadores se ponen de pie, ven al jugador, revisan su historial y sí, en efec- to, quiere ganar el campeonato municipal; pero su trayectoria habla de diversos equipos en los que ha figurado. A su vez el jugador ahora trico- lor muestra sus mejores técnicas para dominar el balón, lo patea, lo consiente, y tal parece que tie- ne experiencia; aunque ello no implica que sea el mejor elemento para la contienda, basta con que los espectadores hagan memoria. De pronto, entre la muchedumbre del estadio se escucha: ¡Claro! Él ya ha jugado en esta cancha, pues fue diputado local por el distrito X Tlaltizapán-Za- catepec (LIII Legislatura - H. Congreso del Esta- do de Morelos), y ahora lo vemos otra vez. Efectivamente, este elemento se ha caracteri- zado por su gambeteo intenso y su gracia (in) necesaria: para mayor evidencia está lo ocurrido en Tlaltizapán durante el aniversario luctuoso de Otilio Montaño, personaje ilustre de la Revo- lución Mexicana, y donde el ahora candidato se atrevió a pensar en voz alta y comentar: “Voy a pecar en este micrófono, Zapata era priísta señores, y se los voy a decir por qué: sus ideales no se han terminado en la lucha de cada campesino, de cada ama de casa, el PRI creó las instituciones por esa sangre derramada. Zapa- ta creó una institución, una institución revolu- cionaria que le dio vida, trabajo y tierra, y [es] dónde vivimos, la gente de su pueblo, la sangre derramada hace muchos años […] no debe de quedar en vano” (Aristeo Rodríguez, 2017) Tremenda inocentada la del jugador, ya pare- ce una declaración anacrónica, ridícula e inve- rosímil, donde lo único que se busca son reflec- tores; sabemos que para los equipos de fútbol es fácil llamar la atención de la prensa deportiva, así alardean sus victorias y otros tantos, y tal como pasa con este elemento tricolor, compiten por decir tonterías; así, como respuesta ante se- mejante afirmación, Alejandro Machuca, corri- dista de Tlaltizapán cantaría: “Miliano, Miliano, te vengo buscando, no te conoz- co. ¡Yo soy Emiliano Zapata! ahora vivo en el papel, se los digo otra vez, no caminen al revés. Lucha, lucha mexicano, cópiale al japonés, no te duermas Fuente: Raúl García (octubre-2017)
RkJQdWJsaXNoZXIy MTA3MTQ=