Número 53

10 ¿Será que queremos defender cual mesías o ata- car cual demonio a cualquiera de ellos? Quizá lo surreal de la imagen electoral ayude a comprender la paradoja de la libertad, que es siempre situada, en la que uno nunca elige las circunstancias frente a las que tendrá que de- cidir, y sin embargo sí puede decidir. Es decir, si bien las opciones no son nuestras, es igual de cierto que podemos elegir entre ellas. En el caso que estudiamos, tenemos al menos cinco opcio- nes: no votar, o votar por alguno de los cuatro. Claro que con un poco de creatividad podríamos crearnos más opciones, como: anular nuestro voto, votar por el vecino, entre otras. Podríamos por ejemplo, hacernos cargo de lo irregular de la reunión de firmas de los inde- pendientes, y entonces pelear por aquellos que, quizá de manera igualmente oscurita, pero legal, han sabido tejer su red de contactos para llegar a la boleta. Y entonces disminuir la cantidad de opciones, argumentando legalidad (que no es poca cosa). El problema de cómo se vive este proceso es que no elegimos una de las opciones para apro- piarnos de ella desde la afirmación, desde una emoción positiva, sino que se nos ha enseñado a conformarnos con lo menos peor, y justificar esta elección con lo terrible de las otras opcio- nes. El problema es que no se dice por qué sí vo- tar por alguno de los candidatos, sino que se gas- tan millones para decir por qué no votar por ellos . Pero así, si no hay una afirmación de la elección, no se asume responsabilidad de la misma. He leído, entre los profetas de Facebook, este maravilloso razonamiento “Si Anaya va en se- gundo, voto por él, si Meade va en segundo voto por él, no puedo permitir que gane AMLO”… pero entonces ¿qué responsabilidad va a asumir Viñeta de Andrés Rábago El Roto . Fuente: https://cambiandodetercio.files. wordpress.com/2015/05/elroto_hecho_unlio.jpg elro to.elpais@gmail.com

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