Número 51

67 P roponemos en esta presentación, un acercamiento antropológico a ciertos problemas de salud-enfermedad como son los crónico-degenerativos, consi- derados actualmente como epidémicos, que se relacionan con comportamientos culturales como la alimentación, en los cuales las mujeres y su trabajo tienen un papel protagónico. La interven- ción de las mujeres como alimentadoras es muy sig- nificativa en relación con la posibilidad de preven- ción y desarrollo de esas enfermedades. Consideraciones teórico-metodológicas Desde la perspectiva de las teorías de la comple- jidad, consideramos la alimentación como parte integral del sistema social, vivo y abierto, ínti- mamente ligada con la cultura humana, con la expansión permanente y con la supervivencia de la especie. El éxito del ser humano en su larga historia, fue saber manejar los recursos natura- les al intervenir creativamente en la naturaleza para obtener los nutrimentos aprovechables en su beneficio, al tiempo que intercambiaba expe- riencias, materiales e ideas con grupos de seme- jantes. Otros organismos dependen muy directa- mente de lo que su entorno natural les ofrece, y cuando éste se transforma por eventos naturales, catástrofes o cambios climáticos, la especie des- aparece, pues no tiene como el humano la capa- cidad creativa para resolver esas crisis. Algo que reviste la mayor importancia en el tema alimentario es que, el ser humano - única es- pecie que lo hace - le otorga un simbolismo, un sig- nificado a lo que come, y lo traduce en valores, mi- tos, tabúes, preferencias. Como resultado de este proceso biosociocultural y simbólico, en el tiempo y en sus espacios particulares, surge el sentido de 1 Dirección de Etnología y Antropología Social, INAH. pertenencia e identidad de quienes consumen el alimento juntos. (Cervantes, M. 2007:32-33) Siendo parte del sistema social, a través de la alimentación son observables los componentes del todo en sus interrelaciones: según el princi- pio metodológico hologramático “el todo está in- cluído en la parte que está incluída en el todo y la parte podría ser más o menos apta para regene- rar el todo”(Morin, E. 2006: 87). De acuerdo con este postulado, en la alimentación de un grupo social se pueden identificar: su contexto históri- co, económico, cultural, se pueden conocer los diversos aspectos del todo social, por ejemplo: los problemas de salud-enfermedad que afectan a las poblaciones humanas como desnutrición o sobre peso -que en esta presentación nos ocupan en primer lugar- problemas de género, los de la economía y/o política dominante representada por el acceso a los recursos de la dieta y muy especialmente a los apoyos que se dan a la indus- trialización alimentaria con fines de mercado y no de salud. La ideología y la religión en forma de prohibiciones o tabúes relacionados con los alimentos, las influencias extranjeras, lo simbó- lico, los valores, el ritual, la identidad, la memo- ria colectiva, las modas, las maneras de acercarse a la comida. los gustos, las preferencias, la emoti- vidad, todo esto en interacción permanente. La historia de la alimentación del hombre es la de su cultura. Cultura, que define Edgar Mo- rin como un mecanismo generativo y regulador de la autoorganización social, “es una memoria transmitida donde se encuentran conservadas y reproducibles todas las adquisiciones (lenguaje, saberes, normas, tradiciones...) que mantienen la complejidad y la originalidad de la sociedad humana...la cultura identifica a los detentado- res de un código, a los miembros de una cultura dada.” (Morin, E. 1984:132-133)

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