Número 51

53 presas canalizan directamente ese recurso a los parientes del trabajador. Pero al medir su pre- sión arterial ahora en 2017, me percato de que casi todos los trabajadores de cubierta, de cocina y de máquinas en ese carguero en que nos en- contramos, casi todos ellos jóvenes, se encuen- tran con cifras elevadas significativamente. No salen del barco en meses. A los cargueros, para no perder velocidad, se les ha de librar de la capa de moluscos que se van adhiriendo a su casco a lo largo de sus via- jes. Paradójicamente, la vida adherida se con- vierte en un lastre. De ahí la necesidad de raspar su casco periódicamente en un dique seco para retirarle las lapas que se empecinan en vivir ado- sadas al metal. Pero aún ahí la tecnificación in- cesante sumó ya otro factor de “optimización de procesos”: se ideó un recubrimiento tóxico que evita la adherencia de moluscos, y a cambio de mayor celeridad en las entregas de mercancía se ha generado una nueva fuente de contaminación ya preocupante, pues ese recubrimiento va libe- rando su carga de toxicidad a lo largo de las rutas navieras en todo el mundo (Alonso, 2011). En el mundo del trabajo, en el mundo recio y aus- tero de quienes hacen posible el mundo, no todas las lágrimas ruedan ni todos los nudos de la garganta se resuelven en llanto, o en grito, o en lamento. En el atardecer de un día de febrero, el “Bibi” va dejando puerto en esa Barcelona del 74 y la esposa e hija del “Madrid”, amigo y maestro me- cánico del barco que nos enseñara a lavar el tú- nel de propela, han venido a despedirlo. Otras mujeres han llegado a su vez a dar el adiós a quienes se van ahora con la nave y son los últimos en subir la escala, portando consigo el abrazo de despedida y también el extremo de un rollo de papel higiénico que los une aun por unos instantes más con aquellos que se quedan. Poco a poco, al paso del alejamiento del mue- lle, la frágil línea de papel se alarga y alarga hasta romperse. Para siempre. Son sin embargo los tiempos que vienen los que más importan, no los pasados, no los ya vi- vidos. Y no es novedad alguna que esos tiempos se cuajan hoy mismo. Más allá de la nostalgia o el romanticismo, la pregunta es la misma que la planteada en cualquier carta de navegación: ¿A dónde vamos ahora? ¿Cómo llegamos ahí? ¿Sirven aún las cartas de navegación disponi- bles, con o sin añadidos al calce? Referencias • Alonso Felipe, José Vicente (2011), Evaluación de efectos de biocidas contenidos en recubrimientos “antifouling “(AF coatings) en ecosiste- mas marinos . Tesis (Master), Universidad Politécnica de Madrid, en: http://oa.upm.es/33952/ • Appadurai, Arjun (1991), La vida social de las cosas. Perspectiva cultu- ral de las mercancías. México: Grijalbo. • Cassel, Ian (2017), “Malcolm McLean – The Savior of the Shipping”, 15 de marzo, en: https://intelligentfanatics.com/forums/topic/mal- com-mclean-savior-shipping-industry/ • Germanischer Lloyd Aktiengesellschaft (2006), ContainerShips. For- mula One if the Seven Seas, Hamburgo: Germanischer Lloyd Aktienge- sellschaft, • Kopitoff, Igor (1991), “La vida cultural de las cosas: la mercantili- zación como proceso”, en: Appadurai, A. (cord), La vida social de las cosas. Perspectiva cultural de las mercancías , pp. 89-122. • LeCain, Timothy J. (2009), Mass Destruction. The men and giant mines that wired America and scarred the planet , New Brunswick: Rutgers University Press. • Sariego, Juan Luis (1988), Enclaves y minerales en el norte de México. Historia social de los mineros de Cananea y Nueva Rosita 1900-1970, Ediciones de la Casa Chata, num. 26, México: Ciesas.

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