Número 51
13 culación académica, la apertura o consolidación de espacios de trabajo, entre otras, que Palerm en su momento identificó como pertinentes. Al identificar las tendencias por las que avanza la economía política dominante y como esta ma- nifiesta sus especificidades, encontramos que la expansión intensificada de la producción de exce- dentes para la acumulación incesante, constituye la esencia de la fase transnacional en la que se en- cuentra el modo capitalista de producción en su amplitud planetaria. Por lo que la profundización de las formas de apropiación de la fuerza de traba- jo (física e intelectual), de la tierra, 9 de los bienes y fondos públicos, y la especulación financiera, a las que recurre la burguesía transnacionalizada, han provocado un impacto inusitado en la econo- mía mundial y el ecosistema planetario. En esto, por ejemplo, los pueblos y comunida- des indígenas y campesinas en México enfrentan la ruptura de la dependencia como relación desigual entre campo y ciudad, y se enfrentan a la desinte- gración de sus modos de vida por el impacto social que genera el capital transnacional en las regiones en las que durante los últimos años han encontrado refugio. Por lo que el análisis antropológico, desde el ángulo de visión de la crítica de la economía po- lítica, lleva a colocar de nueva cuenta el énfasis en la caracterización del modo de producción domi- nante y cómo este, ahora, empuja a la pluralidad de 9 Sobre el concepto “tierra”, cabe la oportunidad para hacer un alto y señalar que en Marx y Engels, la descripción que hacen de la tierra, con minúscula, considera al suelo, minerales, polvo, agua, aire, como partes de la misma (la biota); mientras que por Tierra, con mayúscula, se toma al pla- neta entero, no al “mundo”, sino al planeta (véase Marx, 2009: 360-362). modos de vida hacia la subsunción real del trabajo y del consumo por el capital. Dicha problemática, posicionada de esa manera, permite aproximarnos a la lógica cultural del capitalismo en su fase trans- nacional. Empero, a la vez, identificar las alterna- tivas reales desde las cuales es posible enfrentar y superar la subordinación al clasismo racializado y patriarcal imperante. Ante esta ontología de la barbarie, 10 al analizar las características de la comuna rural rusa durante la fase monopólica del capitalismo industrial mun- dial, Marx en su debate con un grupo de populis- tas rusos que se planteaban la idea de considerar al modo campesino de producción como la vía revo- lucionaria inmediata en países en los que el capita- lismo industrial monopólico era la tendencia más no aún la totalidad concreta nacional, vino a obser- var que (Karl Marx, carta a Vera Zasúlich, 1881): El análisis presentado en El capital no da, pues, razones, en pro ni en contra de la vitalidad de la comuna rural [ obscina ], pero el estudio especial que de ella he hecho, y cuyos materiales he busca- do en las fuentes originales, me ha convencido de que esta comuna es el punto de apoyo de la re- generación social en Rusia , más para que pueda funcionar como tal será preciso eliminar primera- mente las influencias deletéreas que le acosan por todas partes y a continuación asegurarle las con- diciones normales para un desarrollo espontaneo. 10 “El capitalismo histórico es, pues, ese escenario integrado, concreto, li- mitado por el tiempo y el espacio, de las actividades productivas dentro del cual la incesante acumulación de capital ha sido el objeto o ‘ley’ económica que ha gobernado o prevalecido en la actividad económica fundamental” (Wallerstein, 1988: 7). Mafalda, "El Mundo", Quino, descargada en 2017.
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