Número 50
75 constatar los fondos fotográficos, fílmicos, sonoros, hemerográficos consul - tados para este documental.) Cuando se relata la historia de una persona común no puede prescin- dirse de hacer algo de historia local, nacional o mundial. La historia de Sal- vador corre pareja con la historia económica del “milagro mexicano” y del protagonismo que aquel país le daba a los ferrocarriles. Parecerá mentira a los jóvenes de hoy que antaño hubiera tanta vida, creatividad y modo de existencia en torno al trabajo. La historia política de México también es convocada por la historia de Salvador, dada su participación en el movimiento sindical reivindicatorio conocido como vallejismo, uno de los movimientos obreros más vigorosos, justos e inteligentes de México, que contó con un amplio apoyo popular, y que sólo la intervención del ejército mexicano pudo quebrar. En una emo- tiva escena del documental como los mismos participantes de la rebelión cuentan cómo la rama de telegrafistas, de la que fue parte Salvador, re - sultó esencial para ese movimiento, pues esos trabajadores especializa- dos transmitieron información y estructuraron un medio de enlace y comunicación que dio cohesión y organización al movimiento obrero de los Ferrocarriles Nacionales de México. La represión cambió la vida de Salvador. Preso político una tem- porada, al recobrar la libertad hubo de aceptar las nuevas condiciones laborales impuestas por el gobierno. Su vida, como las de otros muchos compas sindicalizados y del país mismo, cambio para mal. En los 1990 cae sobre la nación el desmantelamiento y remate de los bie- nes nacionales, entre ellos la industria del transporte ferroviario. Por ende, la existencia de Salvador pasa a un periodo de deterioro y le toca ser jefe de estaciones de ferrocarril condenadas a la privatización o a la desaparición. La última etapa de su vida contada por el documental expone la forma en que el rielero se sobrepone a situaciones difíciles, como la enfermedad y posterior fallecimiento de su esposa y la manutención de sus hijos. Se las ingenia para viajar a los EUA y estudiar inglés a tal grado que se vuelve maestro del idioma y traduce textos antropológicos; publica artículos y co- laboraciones en medios impresos, participa en rodajes de películas, hace de transportista y se ve a sí mismo como otro hombre, jubilado y frente al reto tan grande de ocuparse de su hijo menor, Sinuhé. El tren formó a los pueblos y al desaparecer el tren desaparecen los pueblos… Salvador Núñez Km.C-62 señala otro viaje, al principio casi desapercibido: sin miramiento, el antes va deslavando al después. Ya en la primera secuencia del filme, en la precariedad del caserío de Cima, un trozo de vieja película corrobora el
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