Número 50
70 de las flores, el bosque y el ambiente que respiramos; porque el olor es la introducción de sustancias en forma de moléculas gaseosas que entran en contacto no sólo con la piel, la nariz, el olfato sino también con el cerebro. Si me alimento en forma sana conservo salud. El metabolismo es inter- cambio de energía y materia entre el ser vivo y la naturaleza; pero este inter- cambio es de formación y destrucción. Nosotros producimos desechos o más bien materia orgánica; así, en la orina tenemos la urea que es un fertilizante natural y en las heces materia que nutre el suelo. Un alto porcentaje del peso de las heces corresponde a su contenido en bacterias. Bien manejados, estos residuos contribuyen al reciclaje de materia y energía en el metabolismo de todos los seres vivos. No es para nada casual que en pueblos considerados “incultos” por parte del “occidente civilizado” el abono más efectivo para las tierras sea el de los desechos vacunos y caballares, para no mencionar el ri- quísimo abono producido por los desechos de los murciélagos. Al comer, por lo tanto, se mantiene la biodiversidad del intestino. Por eso las lombrices huyen cuando se ingieren ciertos alimentos como ajo, orégano, semillas de ayote, papaya u hojitas de apazote. Mi experiencia como científico me ha enseñado que consumir estas plantas nos mantiene a salvo de las amebas y lombrices . El undécimo desafío es reconocer y respetar el conocimiento, la sabiduría y la contribucion de la mujer, sobre las plantas medicinales y las diferentes terapias desde una perpectiva de género, vinculada a la movilización políti- ca de la conciencia por una sociedad justa en el marco de una transforma- ción sustantiva del sistema opresor de nuestros pueblos. El décimo segundo desafío . Es necesario implantar una política del Estado que proteja y contribuya al desarrollo del conocimiento popular y cultural, y permita la libertad de las comunidades, para que conforme a sus tradiciones y cultura puedan ejercer
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