Número 48

55 de la APPO no cumple con los postulados básicos de la comunicación profesional ni mucho menos es un elemento de mediación o compren- sión sino de mediatización. Los lúcidos, articulados, emotivos y profun- damente humanos 90 minutos del documental de Friedberg se contra- ponen a la disgregación, a la superficialidad y manoseo de las noticias televisadas, ya que plasman un todo orgánico compuesto por escenas de varios ámbitos de la lucha popular, de las noches en las barricadas a enfrentamientos con tanquetas y de ahí a la estación de televisión que ocupan y operan las doñas oaxaqueñas. Es un testimonio que informa con arte, en el noble lenguaje / antes reservado / a la glorificación de los reyes (B. Brecht). Y eso fue evidente hace 10 años para los espectadores reunidos en aquel auditorio, que teníamos una noción de los aconteci- mientos fraccionada, epidérmica e imprecisa, muy diferente a lo que el documental nos mostró. Un rasgo de estos sucesos, de acuerdo al film, es la apropiación que el movimiento popular hace de los medios masivos, encabezada por el ejemplo de la radio de la Sección 22 y que después se activa en 14 esta- ciones comerciales y en la televisora del gobierno estatal ocupadas por los insurgentes. Lo que se ve en la pantalla es al movimiento empleando a tales medios para organizarse y actuar mediante un ejercicio de la libre expresión que trastoca el esquema que centraliza la comunicación e infor- mación en algunos cuantos, sin derecho de réplica. Los mensajes que se producen y se difunden en los medios ocupados pertenecen a otra lógica de comunicación; circulan músicas, programas, películas y documentales que rompen con la usual uniformidad consumista y política. En Un poquito… se incorporan trabajos de artistas y comunicadores, oaxaqueños y no oaxaqueños que entroncan con el movimiento. Cancio- nes, propuestas visuales, plásticas, fotografías, registros audiovisuales, poesía, pasaron a formar parte de un fondo creativo del cual quienes aportaban su trabajo podían emplear el de otros. Al calor de los aconte- cimientos se produce una comunicación alternativa y popular, informa- tiva y cultural, artística y contestataria que singulariza a ese momento histórico. La cinta de Freidberg es un ejemplo del documental social estaduni- dense, que emplea una amplia gama de recursos expresivos, ligado al pe- riodismo de trinchera y en abierta alianza con los movimientos populares y contestatarios de los que, a partir de los 1960, ha sido acompañante, comentarista, crítico, cronista y enjuiciador, potenciado en nuestra épo- ca por la aparición de las minorías, las plataformas virtuales, las nuevas tecnologías y los mensajes audiovisuales que, por ejemplo, con motivo de la resistencia antiTrump hacen gala de originalidad, versatilidad, oportu- nidad y pluralidad. La trayectoria de Friedberg se asimila a esta tradición documentalista y la extiende con su propia trayectoria. Jill es la realiza- dora de Granito de arena (2007), comentado en el número 44 de nuestra revista con motivo de los documentales que abordan la privatización de la educación pública mexicana, en cuya realización traba contacto con la CNTE y en especial la Sección 22 de Oaxaca, lo que será uno de los vín- culos que la lleva a Un poquito de tanta verdad.

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