Número 47

70 parteros de nuestras deidades ancestrales, y nos siguen advirtiendo que nada cambie, que nada se cruce en el camino de su nacimiento, que tengamos el espíritu limpio, que no tengamos miedo, que man- tengamos el equilibrio de nuestro ser para poder recibir el nacimiento del nuevo universo celestial, de las deidades, que evitemos el miedo porque si no todo resultaría en todo lo contrario y atraeríamos enfer- medades espirituales, de cuerpo y alma. Que todos los tzaurixite (sabios) de todos los  puntos cardinales y to - dos los mara’akame (chamanes cantadores) nos unamos para ayudar a dar luz a nuestro universo, a nuestra madre tierra, que unidos descu- bramos la fortaleza de nuestras deidades celestiales. Este día nos comprometemos para cumplir con nuestro deber con to- das las deidades, por eso hacemos este cántico, elevamos nuestras ple- garias dejando velas como ofrendas para pedir la paz del universo y el perdón de nuestros malos actos debidos a nuestra ignorancia y al estar distraídos en un mundo oscuro que domina a nuestro ser. Por eso, ofrendamos la vela como luz de nuestro camino, para sostener y mantener equilibrado el sistema solar, tal como lo hicieron nuestros ancestros para darnos el mundo que ayer y hoy vivimos, y quién sabe mañana. Eso ya depende de nosotros y de nuestros actos. También presenciamos la inquietud de Tawexik+a (el Padre Sol), quien nos narra la forma en la que se dio su creación. Antes la luz del sol era débil y nuestra Madre Tierra no recibía su caricia, por eso aún no po- día existir la vida. Nuestra Madre Tierra seguía sola y estéril. Nuestros ancestros buscaron la manera de iniciar la vida en la cuarta etapa, en la que hoy vivimos. Tuvieron que unificar a Tatewari (el Abuelo Fuego) y Tatutsi (la antigua Bisabuela Fuego), para darle vida a Tawexik+a (el Padre Sol), y de esa manera iniciar la era actual. Tuvieron que pedir permiso a Tawexik+a (el Padre Sol) para colocar los castillos de velas que equilibran la intensidad de sus rayos, ya que cuando se dio la llegada de Tawexik+a (el Padre Sol), éste venía quemando a la Madre Tierra y toda vida que encontraba a su paso. En el canto floreció el mandato de Tawexik’a (el Padre Sol), que ordena que todos nosotros como sus hijos nos unifiquemos, que vivamos en equilibrio y nos procuremos paz el uno al otro, y al ver renovada la vida, nos descubramos a nosotros mismos, renovados también, como parte de la nueva creación. 21 La argumentación que expusieron los mara´akame en el documento citado propone una lectura que no encuentra correspondencia con la dog- mática jurídica en tanto que las categorías que exponen en su peritaje tra- dicional se encuentran fuera del contexto de la técnica jurídica que hace posible el “funcionamiento” -en el terreno teórico- del sistema jurídico del Estado. Cómo será posible introducir el argumento de los mara´akame sobre las rutas a Wirikuta y sus delimitaciones cosmológicas ejemplifica- das por los puntos que para ellos son los cinco pilares del mundo o en los 21 (http://frenteendefensadewirikuta.org/wirikuta/) .

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