Número 47

33 Irma. Concluyó su nawésari inicial mencionando quienes estaban pre- sentes y porque estaban allí. Miguel, uno de los soldados o sontarsi , se acercó con tres bastones o kusi –vara- en la mano y se los entregó al wa’lú Siríame , quien a su vez repartió dos a los owirúame presentes, Secitó y Lurelia. Con las kusi en la mano y todavía todos de pie y con la cachucha o el sobrero en la mano fue que dijo: “Aquí está bastón, ustedes me lo dieron y yo por ese palo tengo autoridad, aquí está Secitó y Lurelia que también cargan la autoridad 45 para que ustedes tengan presente que todos estamos aquí para ayudar, así como ustedes nos dieron cargo para hacer estos trabajos, así estamos aquí para llegar a acuerdos y estar contentos –y concluyó- ¿ ka’la juku ?” A lo que todos contestaron de igual forma. Mientras la mayoría se acomodaba sobre los tablones o en el suelo, Katarino y Martín sacaron una olla con batari y la ofrecieron al wa’lú si- ríame que a su vez pidió a Lurelia hiciera la ofrenda y ayudará a repartir. Una weja o jícara para cada uno –apenas- y le vieron el fondo a la ollita. La onéami regresó la olla y la weja a Martín mientras se alababa el sabor y la frescura del batari . Después de beber el batari , Martha fue la primera en tomar la palabra y mencionar todas las cosas, tierra y animales que no tenían asignado dueño. También señaló aquello que su madre había repartido en vida y para que no quedara duda preguntó a cada hermana y hermano si faltaba algo en su listado. Taviano mencionó que había una vaca que tenía crías que su madre ha- bía dado a Licha, una de las hijas menores, pero que como no se la había llevado cuando se casó pues habría que incluirla en el reparto. 46 Uno de los vecinos llegó a esta reunión de acuerdo para informar a las ikusiami y familia que él tenía una vaca de Irma que le había prestado con anteriori- dad para criar dos becerros que se habían quedado sin nodriza. Uno de los sontarsi fue poniendo en un papel las cosas que se mencio- naban sin propiedad. Mientras se anotaba cada artículo, animal o tierra que se mencionaba, llevaron otra olla con batari y fueron tomando despa- cio, sin apuro alguno y entre bromas y risas concluyeron el listado. Con- tinuó la tarde igual de alegre, comieron todos, bebieron igual, siguieron bromeando, contentos de cerrar ese círculo que pudo provocarles serios conflictos y hasta enfermarles. Al final de la tarde, se pusieron de pie Secitó, Lurelia y wa’lú siríame , el sontarsi tomó los tisora y volvió a ponerlos en las manos de los iku- siami . De nuevo todos de pie, mujeres, hombres desde los más pequeños hasta los mayores. Lurelia fue quien comenzó el discurso, el consejo y habló sobre lo contenta que estaba Irma “[…] allá donde ya va caminando va contenta porque ve que ustedes han llegado platicando a buen acuerdo. Como ya todos están satisfechos, como aquí lo hemos ya platicado bien, suficiente, cencia y Katarino querían quedarse con todas las cosas de Irma, su madre. 45 “Cargar la autoridad” es cargar el tísora o bastón que es el objeto de dicha autoridad y es el que viste al hombre o mujer que lo porta como el representante de la comunidad. 46 Cuando Taviano hizo el señalamiento de estos animales fue como si no hubiera hablado.

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