Número 47
25 ¿Acaso no es mejor siempre andar juntos con la luz del corazón en el pensamiento?”. 8 Ante esa pregunta final los escuchas responderán: ¡ Ga’ra juku ! 9 Y darán las gracias a sus isérikami por ofrendarles los consejos que desde los principios del mundo han seguido los rarámuri . Cada nawésari de las ikusiami coincide en recalcar la importancia de trabajar juntos, del colectivo, de la alegría, del cumplir con “Quien Arri- ba Vive” para que también “Quien es Madre-Padre”, en correspondencia cumpla con su gente. El caminar derecho, caminar juntos se da desde la reciprocidad, el respe- to, el encargo y el mantener el gusto por el trabajo, sea este acarrear leña, abrir la tierra, hacer casa, reparar el cerco, arreglar la iglesia, hacer la danza para ofrendar a Iyerúame - Onorúame . Todo trabajo debe hacerse con júbilo, para la mayor recompensa que es mantener el equilibrio del mundo. No andar en falsedad, cumplir en las relaciones que se establecen con las personas, entre las familias, entre los ranchos, entre las rancherías que con- forman su pueblo, así como para con Iyerúame - Onorúame a través del yúma- ri - tutuburi 10 siempre basado en el principio de reciprocidad-obligatoriedad. Los rarámuri refieren lo siguiente: “Quien es Madre-Padre se pone triste cuando algún rarámuri no anda derecho, no camina firme. Sí, así sucede cuando una persona del pueblo no cumple con lo que es justo [..,]” como el brindar kórima. 11 Si un hombre o mujer rarámuri que cuenta con exceden- tes en su cosecha. Esconde los frutos de la misma. Niega ayuda a quien lo necesita y solicita kórima , entonces, Iyé-Onó entristecen y aquel rasíame 12 falta a las normas establecidas desde los principios del mundo rarámuri . El kórima es una obligación transversal, es la gran muestra de solidari- dad, de obligatoriedad–reciprocidad. El no compartir, el no brindar kórima es motivo suficiente para ser convocado por las ikusiami para que explique su comportamiento dentro de un proceso de justicia donde se le recorda- rá que desde el tiempo de los anayáwari “Quien arriba vive” les ordenó siempre compartir para que nadie esté en necesidad. Negar la ayuda pone en riesgo la delicada relación de colaboración mutua, necesaria para una economía que se mantiene al día. Por esto, la tacañería y la envidia se dis- tancian del buen ser rarámuri y esto es motivo de atención y trabajo para los que tienen cargo o son representantes y de toda la comunidad. Cuando se incumple con el kórima 13 , la red de reciprocidad se pone en riesgo, la convivencia se altera, se trastoca el frágil equilibrio y la gente 8 Diario de campo, Kiriaki Orpinel (2001). 9 ¡De acuerdo! / ¡Está bien! 10 Es la ceremonia del canto-danza donde participa el wikaráame (cantador) y quien coordina la ceremonia que inicia al caer la noche y se despide al alba con el ofrecimiento del teswino y la ofrenda de los alimentos a Iyé-Onó . En ceremonias de gran importancia este can- to-danza lo realizan tres wikaráame durante toda la noche, con intervalos de descanso, hasta el amanecer. 11 Brambila (1983: 485) lo traduce como regalo pero va mucho más allá por ser un acto de obligación para quien lo solicita y necesita en esos momentos, es una acción de reciproci- dad. 12 Grosero. 13 El kórima es un mecanismo para prevenir la acumulación. Quien tiene excedentes está obligado a compartir con los menos afortunados en su cosecha. El kórima impide o atenúa la posibilidad de que aparezcan serias diferencias económicas entre los integrantes del pueblo y también permite que aquel rarámuri que hubiese perdido su siembra por granizo, tormenta, helada tempranera o cualquier contratiempo climático pueda recibir apoyo de sus vecinos, pero sobre todo, de quien cuente con excedentes.
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