Número 47

112 Alcoriza– poniendo en circulación el resultado de otro abordaje, imágenes e historia tramitadas directamente, evitando tanto la desindianización, el exotismo y el miserabilismo en la representa- ción de las personas, ambientes y lugares mostrados en el filme. Es el momento –finales de los 1950, principios de los 1960– en que el cine documental obtiene el recurso de la etnografía, la no- ción etnográfica, que se incorpora de lleno a la tradición del do- cumental de investigación y divulgación, una vigorosa corriente de esta forma fílmica. En los 1970 ese recurso ya es patrimonio del nuevo cine documental mexicano, un dispositivo para gene- rar contenido y para estructurar las narraciones. “P roponemos aceptar una idea general base y dejar el desarrollo de la misma al desarrollo de los acontecimientos que se filman .” 9 Bajo la anterior premisa, los documentalistas se posicionan y reposicionan de acuerdo a lo que van enfrentando en los esce- narios de la realidad. El equipamiento, considerado amateur, li- gero y resistente, logra captar los eventos como suceden; el do- cumentalista “aceptando perder una estética formal, descubre tierras vírgenes, una vida que posee ella misma sus secretos. Su conciencia de etnógrafo le impide embellecerla” 10 . El método etnográfico ha sido por excelencia la herramienta de análisis de la antropología. Precisemos. El trabajo etnográfico integra el estudio de la vida material y las relaciones de poder dentro del mismo campo de análisis, junto con las dimensiones religiosas, simbólicas, éticas y estéticas de la vida colectiva. Asi- mismo la etnografía requiere necesariamente de una perspec- tiva histórica sobre los contextos sociales y la significación, en- focada en la innovación, los mecanismos de transmisión y las estrategias de resistencia. La etnografía, así, sería el documento del presente y la historia el documento del pasado. Consideramos que la combinación metódica, reflexiva y crea- tiva de la historia y la etnografía proporcionan una visión más integral para el estudio de cualquier comunidad. ¿Por qué nos parece importante atender ambos ámbitos, la interpretación del pasado para entender el presente? La respuesta es que la reformulación histórica de determinados acontecimientos en voz de sus detentadores permite abrevar en una forma de conocimiento propio, advertir una definición de sí mismos en tanto que pueblo y encontrar sus rasgos identitarios. Las histo- rias propias merecen un estudio serio, son, como afirma Good, transmisoras de identidad. 11 De esta manera, además se repa- ra, en parte, una grave omisión que los estudios históricos en general han ocasionado. 9 Warman, Arturo y Guillermo Bonfil. Op. Cit. 10 Jean Rouch. Citado por Bonfil en “Notas sobre el cine documental en la antropolo - gía”. Op. Cit. 11 Good, Catharine. Apuntes de clase, conceptos de historia, julio 2007.

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