Número 46

49 barata, poco especializada pero productiva, empleada en sectores informa- lizados que constituyen parte de la extensión del capital global. Se preguntará el lector ¿qué tiene que ver tal situación económica con el racismo y los procesos de subjetivación? Mucho, estos efectos nada po- sitivos al interior de las diferentes formaciones sociales, en definitiva han incidido en movimientos relativos de las estructuras sociales internas, am- pliando la masa de desocupados, que afecta no sólo a los sectores popula- res, sino a los sectores medios bajos. Si pensamos en los países del norte, la dinámica del capital global vienen afectando de igual manera, a su clase empresarial nacional pero también a la clase obrera que en décadas del flo - recimiento de capitalismo industrial llegó a ser considerada como una clase “aburguesada” por los niveles de vida altos, en comparación al resto de las clases obreras del tercer mundo. Uno de los efectos, de estos fenómenos internos es precisamente la ola de nuevas-viejas fobias que se empiezaron a experimentar desde fines de la década de los noventa, al interior de los contextos nacionales. Los más “afectados” por los efectos colaterales del capital global, las clases medias o las clases obreras desempleadas, o en situaciones menos ventajosas que en sus épocas de gloria, encuentran en los migrantes externos (latinos, entre estos afrodescendientes) o internos (poblaciones indígenas) el chivo expia - torio que da sentido a sus propias frustraciones. Así, dscursos y prácticas xenofóbicas y racistas emergen en el norte hacía las poblaciones del sur, Viñeta de Andrés Rábago, El Roto (reproducida con su autorización)

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