Número 46

44 primero (relativismo) por querer “disolver” al humano en los seres vivientes indistintos (que cae en la paradoja de reivindicar los derechos de éstos –en la diversidad ecológica– pero instituidos, esos derechos, por los humanos) y en última instancia en lo fisicoquímico; y el segundo (antihumanismo) porque para el etnólogo toda tendencia de comunicación acelerada, toda universali- zación evoluciona en totalitarismo y por ende en opresión 31 . Por ello es −que según Todorov− Claude Lévi-Strauss defiende la diferenciación cultural en términos académicos (objeto de estudio privilegiado de la etnología) y polí - ticos, pues la homogeneización implica la muerte para la humanidad, lo que para Todorov (y para el mismo antropólogo belga-francés) quiere decir que la intercomunicación entre culturas (supuestamente promovida por la institu- ciones mundiales como la ONU) lleva a la extinción de las mismas y que por lo tanto se promueve la indiferenciación, el rechazo a los otros (a los extran- jeros); lo que el semiólogo búlgaro considera claramente un “oportunismo político”, en “una época en que los estados de la Europa occidental tratan de 31 Ibid ., pp. 88-93. Fuente: http://www.somosprimates.com/wp-content/uploads/2014/08/omas.jpg

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