Número 46

34 y a la vez y también: “todas las culturas son dignas de respeto y no deben ser sometidas a juicios parciales de valor o de valía por gente ajena a ellas” (es lo que Lévi-Strauss llama en este artículo: “la paradoja del relativismo cultural” 10 , y que años después dirá que él trató de resolverla buscando el modo de reconciliar la noción de progreso con la de relativismo cultural). Sobre estos supuestos de partida Lévi-Strauss se lanza a la crítica de todas las posturas religiosas y filosóficas que han planteado la igualdad y la fraternidad universal como aspiraciones de realización humana (cris- tianismo, islamismo, budismo, estoicismo, kantismo, marxismo), porque descuidan una diversidad de hecho y olvidan que “el hombre no realiza su naturaleza en una humanidad abstracta, sino en culturas tradicionales” 11 . Ello también da pie para que nuestro etnólogo cuestione severamente al evolucionismo antropológico unilineal llamándolo pseudoevolucionismo o falso evolucionismo pues a diferencia del evolucionismo biológico o “ver- dadero” que sí toma en consideración la diversidad como riqueza evolu- tiva, finge reconocer la diversidad, pero en realidad la suprime o la toma como medio para sus fines de considerar la evolución humana como des- envolvimiento único que partiendo del mismo punto debe hacerla conver- ger al mismo fin (la humanidad única e idéntica a sí misma). Todo parece indicar que para Claude Lévi-Strauss en este artículo, la diversidad no es y no debería ser un medio sino un fin en sí misma. Pero cómo conciliar la variabilidad con el desenvolvimiento convergente y afín, es decir, cómo conciliar la diversidad y el evolucionismo ya no biológico sino sociocul- tural, para responder a su planteamiento de las 2 fuerzas humanas com- plementarias. El propio Lévi-Strauss señala que el evolucionismo social o antropológico (H. Spencer, E. Taylor, L.H. Morgan, etc.) no responde adecuadamente (léase científicamente) a dicho planteamiento, y que el asunto es resolver el “viejo problema filosófico” de manera realmente científica. ¿A qué tipo de “viejo problema filosófico” se refiere el etnólogo belga-francés en este escrito? Los universales y los particulares Sin lugar a dudas el problema de los universales y los particulares (el todo y la parte) que se viene planteando −como dice Alfredo Tecla− desde la filosofía griega, pasando por el medievalismo y por la filosofía renacen- tista e ilustrada hasta llegar a nuestros días (en que debaten perspectivas liberales de variado cuño como las neoliberales y la multiculturalistas, por un lado, y, por otro, etnicistas, identitarias y autonómicas), y que tie - ne que ver con la ontología, la teoría de conocimiento o epistemología, el derecho, la antropología y con las cuestiones del método, a propósito de la relación entre el pensamiento y la realidad 12 . La polémica antinómica más claramente planteada se dio en la llamada Edad Media con las postu- ras de nominalistas y realistas: 10 “...es en la medida misma en que se pretende establecer una discriminación entre culturas y las costumbres como se alcanza más completa identificación con aquellas que se intenta negar”, p. 309 de “Raza e historia”. 11 Ibidem , p. 310. 12 Véase Alfredo Tecla: La teoría del conocimiento y el problema de los universales en la edad media , 1989. Especialmente IV, 2.1., pp. 167-171.

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