Número 46

Racismo y racismos 2 El sustrato de todo racismo es una falta de reconocimiento pleno a la hu- manidad del otro, de los otros; o sea, es un problema de inhumanidad o si se quiere de inhumanización, pues lo propio o los nosotros no acepta que el otro es plenamente humano y tiene necesidades y capacidades humanas igual que lo propio o nosotros. En segundo lugar, tampoco lo propio o no- sotros reconoce las diferencias, variaciones, diversidades que conforman al ser humano al no reconocerlas como parte de ese ser genérico y que lo enriquecen a él y al nosotros como parte de lo genérico de la humanidad. Aparentemente es un asunto de espejos, de miradas y aceptaciones, de simpatías y antipatías (e incluso de tolerancias y como contraparte de pertenencias y de adscripciones); pero en realidad es un asunto humano más profundo, en efecto, es un asunto de interiorización y reconocimien- to profundo del ser del otro y por ende del mí mismo y del nosotros. Es decir, es un asunto de incompletud y de necesidad radical pero fallida de completud y, por tanto, de necesidad radical de lo otro en tanto yo mis- mo y nosotros: de necesidad y, más aún, de capacidad de ser naturaleza humana, de ser naturaleza y de ser humanidad incluyentes como especie, como género, como universalidad humana. 2 Este apartado fue elaborado apoyándome en los siguientes textos y autores: Held, 1972; Geulen, 2010; Rivera, 2009; y Cooper, 2009. Fuente: http://grupolagazette.com/al/index.php?option=com_content&view=article&id=56&Itemid=111 28

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