Número 45

6 Esa imagen vuelve día con día al continuar la desaparición forzada y las ejecuciones como es el caso del asesinato de cuatro jóvenes ocurrido los días 13 y 14 de septiembre pasado en Oaxaca en el que murió Agustín Pavia Pavia, activista político y locutor de la estación de radio comunitaria Tu´Un Ñuú Savi (Voz de la lluvia), así como el asesinato de cuatro jóvenes más ocurrido este 4 de octubre en la carretera Chilpancingo-Tixtla y entre los que se encontraban dos estudiantes normalistas de Ayotzinapa, mismos que fueron despedidos por sus compañeros con honores al considerarlos víctimas de la estrategia que sigue el Estado para desarticular la lucha por la verdad y la justicia para Ayotzinapa. Como se ha documentado ya en México, el estado de indefensión y la crisis de humanidad operan desde un patrón de corrupción e impunidad en la procuración de justicia en el contexto el capitalismo transnacional, lo cual pone en evidencia en manos de qué tipo de personas se encuentra la investigación forense en México y la administración “pública”. No perda- mos de vista que en este país, entorpecer la justicia se premia con ascensos laborales al interior de las instituciones de gobierno. Por eso, la memoria de la ausencia como presencia de los desaparecidos es vital en la reconstruc- ción del tejido social impactado y un freno para la cultura de la violencia. A su vez, en este marco, hay que dar cuenta de la desaparición forzada como una expresión brutal y particular de un proceso naturalizado y coti- diano de ausencia programada de nuestra población.

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