Número 45
18 ello la represión en su contra fue notoriamente poderosa y utilizando toda clase de recursos contra ella. Varios militares se unieron a la guerrilla como lo ha informado la propia Secretaria de la Defensa y además la sublevación empezó a tener un carácter multiclasista. En el estado subsisten grupos guerrilleros que están por decirlo así en es- tado larvado, pero que se fortalecerán si sigue la crisis económica y social del país. Lo grave es que los añejos males del estado se han amplificado porque nunca han sido erradicados y ahora se adicionan con los nuevos males: la expropiación de bienes y recursos naturales por las compañías transnaciona- les, el despojo a campesinos e indígenas, el combate a la biodiversidad o su aprovechamiento mercantil y la abolición de las escasas conquistas sociales. En este marco los estudiantes normalistas decidieron combatir esos vie- jos y nuevos males y lo hicieron con un activismo político radical pero de carácter pacífico. Sin embargo, el carácter de su movimiento se ha distin - guido por su independencia del Estado y su confrontación con éste, por lo cual se hacían proclives a una fuerte represión, máxime tomando en cuenta que los normalistas no son miembros de una izquierda domesticada que sirve como hoja de parra al gobierno mexicano. Siendo así las cosas, con toda seguridad los 43 normalistas desaparecidos han sido víctimas de una esclavización o, en el peor de los casos, de un homicidio colectivo. Sin embargo, Ayotzinapa fue la gota que colmó el vaso y puso al desnudo el carácter antidemocrático y autoritario del Estado en este país. En aquella noche del 26 de septiembre los jóvenes normalistas fueron víctimas de una emboscada en la que intervinieron tanto policías municipales como federa- les, y se cree que también miembros del ejército. Un suceso así demuestra lo endeble y asténico de la llamada democracia mexicana, ya que el Estado de- bería apoyarse en el consenso de la población y no en la fuerza de las armas. Aquella noche fatídica ha tenido repercusión internacional y ha sido uno de los engranes de una maquinaria impugnadora que los explotados y excluidos del mundo han puesto en marcha. Protestar por Ayotzinapa ha sido protestar por todos los crímenes que asolan al planeta, vituperar a los criminales sedientos de sangre, injuriar a la maldad de los malos gober- nantes a impugnar un sistema social que tiene como meta básica el lucro mercantil y no al ser humano. No está de más recordar a Maquiavelo cuando declara en su famoso li- bro El Príncipe: “pero se ha de procurar por todos los medios no incurrir en el odio y el desprecio del pueblo” 4 (Maquiavelo, 2000: 19). Bibliografía • Vázquez León, Luis, Historia de la Etnología , Primer Círculo, México, 2014, p.160. • Flanet Veronique, Viviré si Dios quiere , Instituto Nacional Indigenista, México, 1977, p.220. • Vargas Aguilar Simón, “Escuelas Normales Rurales, agentes de cambio y desarrollo” en Patria Nueva , México, Febrero 2015, p.3. • Maquiavelo Nicolás, El Príncipe , Alianza Editorial, Madrid, 2000, p.19. 4 Se recomienda leer también El Principito , Antoine De Saint-Exupéry.
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