Número 45

10 divulgados se contradice con lo que debió ocurrir en el entorno inmediato y con los restos óseos presentados, máxime que la recolección de esta eviden- cia y su embalaje “fue completamente inadecuada, por no decir irresponsa- ble y negligente”. Su contribución como académicos de las ciencias forenses se une a las voces indignadas que defienden a aquellos que ya no la tienen. Carlos San Juan Victoria, en “¿Cómo es que surgió la gran ola de Ayot- zinapa?” refiere que el ambiente jubiloso por las “reformas estructurales” del Estado se vino abajo por el tsunami de manifestaciones de repudio, incredulidad y hartazgo de muy grandes y diversos sectores de la socie- dad contra una élite política ausente y desinteresada de sus problemas y necesidades, aunado a múltiples y latentes casos de justicia no resueltos en todo el territorio nacional. Encuentra y analiza los escenarios que pro- piciaron que un “acontecimiento” local llegara a tener resonancia regio- nal, nacional y global; distingue víctimas de victimarios; detalla las redes enlazadas de individuos, colectivos, organizaciones gremiales y de dere- chos humanos, en la que los padres de los jóvenes estudiantes han jugado un papel trascendental al cuestionar, uno a uno, los actos y respuestas de las autoridades, padres que se han convertido en el eje motivador y orientador de las luchas de irritación ciudadana y que, hasta la fecha, no se dejan vencer ante la adversidad. Este “cortocircuito de gran alcance” impactó la vida pública y política con tal fuerza que, hasta la fecha, man- tiene la herida abierta. El poema de Lorenzo Esteban habla por sí solo. Este maestro guerreren- se ha sufrido en carne propia los golpes de la violencia y la injusticia…y sin embargo escribe poemas. De ese tamaño es su calidad humana. Gracias a su generosidad reproducimos “La noche que enlutó las sendas”, originalmente publicado en 2014 al final de su libro “Manantial de Cocuyos”. Aunque éste difiere del resto de sus poemas en los que retrata con la palabra, al decir de su prologuista, “momentos de luz” a la manera de los pintores impre- sionistas, Lorenzo no quiso dejar pasar entonces la oportunidad de que se escuchara su palabra, sus sentimientos y su rabia ante el brutal crimen de los estudiantes de Ayotzinapa. Aquí le damos cabida y una nueva oportu- nidad de difusión. Todos los textos, más los comentarios expresados durante la sesión del Seminario confirman lo que ya se sospechaba: que la versión oficial de la PGR era insostenible; que tras este crimen, y muchos otros, estuvieron invo- lucradas las autoridades de los tres niveles de gobierno coludidos con el cri- men organizado, y que el único propósito de las declaraciones que emitieron fue la de no perder el control económico y político. Las denuncias empren- didas desde entonces no se restringieron a los 43 estudiantes desaparecidos, sino a desenmascarar lo que desde hace muchos años está sucediendo en nuestro país, en gran parte porque lo hemos permitido con nuestra desin- formación, nuestra falta de solidaridad y nuestra apatía. El tsunami no ha terminado y, voluntaria o involuntariamente, somos parte de él. Rosa Ma. Reyna Robles México, Ciudad de México Enero 29 de 2016

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