Número 44

32 Cuando vamos a hacer sal, primero vemos como está el clima, si es bueno pues vamos a las salinas y allá limpiamos los cajetes que vamos a ocupar y ya des - pués echamos el agua y pues a esperar 2 Posterior a esto, el traslado del agua se hace por medio de un pequeño acue - ducto (Ver figura 4) tallado sobre la pie - dra, e incluso hoy en día se pueden utili - zar mangueras que faciliten el llenado de los mencionados Cajetes . Ya que limpiamos el cajete le abri - mos al canalito para que se comiencen a llenar, pero si el cajete está lejos del ojo de agua, luego le ponemos la manguera para rápido 3 Tras el llenado, solo queda cuidar el movimiento del agua, ya que si se llega - se a tocar o a moverla, la sal se amargaría. Como va trascurriendo el día, la intensidad del calor de la Mixteca Baja va en aumento ya que en sus días más calurosos alcanza los 40º Centígrados, y así va evaporando el agua dejando visiblemente la sal, para la tarde el agua se ha evaporado completa - mente. Las mujeres se acercan para reco - ger la sal, ayudadas de algunos baldes con la intención de recogerla y guardarla. 2 Entrevista realizada a dos mujeres de la comunidad de “El Salado”. Diario de Campo, 25 de junio del 2015. 3 Entrevista realizada a una mujer en las Salinas durante la producción de sal. Diario de Campo, 20 de junio del 2015. Esta sal es básicamente utilizada en la gastronomía del poblado, en la cual los frijoles y el maíz son clave de la dieta bá - sica de todos los días. Por otra parte, esta misma sal es dada al ganado como suple - mento alimenticio y con la intención de provocar en estos un mayor apetito que los conducirá a pastar y por ende a en - gordar. De igual modo, es empleada para la conservación de carne, tal es el caso de la cecina o de la carne de venado, que a través del uso de la sal se evita la des - composición de dichos alimentos. Actualmente, la producción de sal podemos catalogarla en un estado de emergencia, ya que su producción se ha visto reducida por la erosión de los caje- te, por la falta de mantenimiento y por la invasión de parte del ganado bovino de la región, sin dejar de lado la falta de apoyos económicos para la reactivación de dicha economía. Las labores de res - cate por parte de la comunidad han sido nulas, ya que la falta de conocimiento de cómo fueron creados los cajetes de la sal es escasa, debido a que la población le ha brindado más interés a las distintas me - didas productivas rentables, dejando de lado la utilidad de ampliar cuidar o pre - servar los cajetes aún existentes. (Ver fi - gura 5) . Así mismo, algunas personas de la comunidad han tratado de restáuralos por medio de materiales de construcción, como es el mortero de cemento , ya que este material es considerado resisten - te en la construcción de casas y muros de la localidad. Este material obtenido a base de arena y cemento, no fue suficien - te para aguantar la fuerza de la sal, ya que después de secar la restauración co - lapsaba al producir la sal. Este problema trascendió a la cabecera municipal, que brindó el apoyo enseñando técnicas de restauración que podrían emplearse para la conservación y el rescate de los ca- jetes. Estas técnicas implicaba hacer una pasta llamada “argamasa”, la cual fue utilizada por las comunidades coloniales durante la conquista y que en este caso no funcionó como de se deseaba. FIGURA 4. Acueducto en las Salinas de Rancho “El Salado” (Fotografía de Daniel Aguilar Escobar).

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