Número 43

sustentarse en la existencia de sitios tem- pranos de distintas filiaciones étnicas: San Lorenzo, La Venta, Izapa (mixe-zoques), Monte Albán, San José Mogote (zapote- cos), Cuello, El Mirador, Nakbé, Colhá (mayas), entre otros (Clark et al. 2000; González Lauck 2000; Wiesheu 2000). Cabe aclarar que no es nuestra inten- ción determinar si la reorganización so- cio-política que se infiere del Formativo correspondió a sociedades cacicales o es- tatales (en lo que se refiere a institucio - nalidad), o si se trató de la formación de estados primarios o secundarios (cf. Car- neiro 1970). En todo caso, creemos que se trata de un periodo revolucionario que culminó con la consolidación de los sis- temas clasistas en la región (Acosta 2012; Florescano 2009; Grove 1981). Lo que aquí nos interesa es cuestio- narnos por qué las comunidades aldeanas con organización tribal, que existieron previo a la conformación de las socieda- des clasistas, estuvieron dispuestas a su- bordinarse a miembros de su mismo gru- po (Clark y Blake 1994; Godelier 1990), a adoptar instituciones que seguramen- te les resultaron ajenas y, sobre todo, a transformar la estructura interna de su propio sistema social. Comunidades tribales y sociedades clasistas iniciales en el Formativo Desde la periodización de la Arqueología Social (posición teórica de línea materia- lista histórica) se propone que, antes del surgimiento de las sociedades clasistas, la región que por consenso se denomina Me- Escultura Olmeca característica del Formativo, Parque-Museo La Venta, Tabasco. Fotografía: Israel G. Ozuna García 39

RkJQdWJsaXNoZXIy MTA3MTQ=