Número 43

20 Las PM 2.5 constituyen el contaminante aéreo externo más letal en las áreas ur- banas (OECD 2011), pues siendo tan pe - queñas, penetran profundamente en los pulmones y el torrente sanguíneo donde entre otros padecimientos, causan infar- tos, cáncer de pulmón, enfermedad pul- monar obstructiva crónica (EPOC) y asma. Su concentración atmosférica se deriva de las emisiones de materia en forma de partículas primarias a partir de la quema de combustibles fósiles y de las reacciones atmosféricas entre otros gases contami- nantes (llamadas partículas suspendidas secundarias), principalmente el bióxido de azufre, los óxidos nitrogenados y el amo- níaco (SO 2 , NO x y NH 3 , respectivamente). Las concentraciones de PM 2.5 en un si- tio dado pueden provenir de cinco fuentes distintas: fuentes naturales de partículas suspendidas, incluyendo polvo y sal ma- rina; partículas secundarias por emisiones transfronterizas; partículas primarias y se- cundarias de las emisiones nacionales; par- tículas primarias y secundarias por emi- siones urbanas y partículas primarias por emisiones en la calle. Es necesario aclarar que las fuentes naturales de partículas sus- pendidas no pueden verse afectadas por las políticas nacionales, cualesquiera que éstas sean, pero el nivel atmosférico co- rrespondiente disminuirá drástica y even- tualmente cuando se elimine una fuente no natural: la quema de combustibles fósiles. La concentración atmosférica de estas fatídicas partículas ha crecido de manera incontrolada desde que se inició la que- ma masiva de combustibles fósiles; en la Figura 1 se muestra el crecimiento de la concentración de carbono orgánico (CO), hollín, nitratos (NO 3 ) y sulfatos (SO 4 ) en- tre 1860 y 2000 para seis regiones espe - cíficas del planeta (África, Norteamérica, Europa, Asia, Sudamérica y Oceanía). Globalmente, el CO, el hollín, los NO 3 , y los SO 4 constituían el 62.3%, 6.3%, 0.3% y 31.0%, respectivamente del total de las PM 2.5 en 1860 y pasaron a ser respectiva - mente el 45.6%, 9.1%, 4.9% y 40.4% en el 2000 (Anenberg et al, 2010). Figura 1. Concentraciones atmosféricas de PM 2.5 en 1860 y 2000 para seis regiones específicas en términos de los principales constituyentes (Anenberg et al, 2010).

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