Número 43
17 siglo XVIII, el positivismo del siglo XIX y el socialismo economicista y «civilizador». En la actualidad, toca vivir una nueva fase de despolitización de las academias, la cual coexiste con los compromisos light de quienes gustan ser invitados por los gobiernos progres . Hedonismo progre con retórica lábil y a la baja, lamentablemen- te afectado por los desplomes y recambios electorales hacia la derecha. Así, el Goo- gle mágico reporta para la noche de hoy 528,000 entradas en castellano para el tér - mino progresismo. En nuestro continente, los nacidos du- rante la Segunda Guerra Mundial, y du- rante la primera década de la Guerra Fría iniciada en 1947, y la generación preceden - te, tuvieron que lidiar con los señuelos de la Alianza para el Progreso y su impacto «progre» en el terreno intelectual y artís- tico: la galería Cultura y Libertad, las re- vistas Aportes (sociología) y Mundo Nuevo (literatura). Progres panamericanistas y de derecha abundaban por doquier. Progres que ofrecían progreso con crecimiento y despegue tipo Walth Whitman Rostow en su conocido libro de 1960. Rostow, bueno es recordarlo, fue asesor de Kennedy desde su campaña presidencial, y a su muerte era consejero de Seguridad Nacional del Pre- sidente Lyndon Johnson. Progres que ofre- cían desarrollo local siguiendo los linea- mientos propuestos por la ONU en 1956 en su informe «Desarrollo de la Comunidad y servicios conexos (1956) y que durante la década de los setenta impulsó a miles de jóvenes profesionales (agrónomos, biólo- gos, antropólogos, sociólogos, educadores, médicos etc.,) a movilizar la fuerza de tra- bajo comunitaria con apoyo gubernamen-
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