Número 43

15 en la gestión pública, sino su profundiza- ción. En materia de política económica se consolidará la reactualización neoliberal a costa de un pueblo que sigue resintiendo los lastres de una desigualdad estructural y las falsas promesas electorales y guber- namentales. Temer y el PMDB en el esce- nario geopolítico, se aproximarán sumi- samente a las presiones estadounidenses, las cuales serán mayores en el corto plazo. Bajo Trump o la Clinton no habrá conce- siones al Brasil pos petista. Por su lado, la ciudadanía ha expresado su desconfianza política: las encuestas indican que un 60 por ciento considera que Temer debe re- nunciar al cargo mal habido y un 58 por ciento demanda que también se le inicie un juicio político. El florecimiento de gobiernos refor - mistas en Nuestra América, expresaba el agotamiento de las ofertas neoliberales que dejaron saldos negativos: mayor des- igualdad, inequidad en el manejo del era- rio, renuncia discrecional de la soberanía sobre los recursos nacionales, desregula- ción laboral al servicio del capital. Estas organizaciones políticas en el poder, estos gobiernos que ponían el acento principal de su gestión en solventar mayor núme- ro de obras sociales, contaron con bases sociales considerables. Ninguno de ellos parecía encajar en el término populismo o neopopulismo. Compartieron en mayor o menor grado, un ideal y una política unio- nista en América del Sur, sentían a México demasiado distante, cada vez más próximo a Estados Unidos y Canadá. Sus relaciones con América Central y el Caribe fueron tenues y circunstanciadas. Su retórica so- cialista tenía variaciones más que matices, ambigüedades ideológicas más que defini - ciones doctrinarias. Desde el campo popular, esta fase de gobiernos reformistas expresó el repudio ciudadano a los elevados costos generados por más de un cuarto de siglo de gobiernos neoliberales. La celebración del «merca- do» y la contracción de la función cautelar de Estado, fue vista por las élites (empre- sariales, políticas) así como por sectores conservadores de las capas medias urbanas como un triunfo irrestricto de la libertad y la democracia. En los hechos, derivó en la glorificación del capital, la expansión de la corrupción y la impunidad de funcionarios y políticos en cargos de gobierno.   Dicho proceso dibujó un clima favora - ble de inversiones: las mineras, principal- mente de tajo abierto; las de capitales en el sector de la industria de la construcción y la especulación inmobiliaria, en el sector terciario y en el financiero especulativo. Estos inversionistas nacionales y extran- jeros recibieron de parte de los gobiernos neoliberales, según los casos, beneficios fiscales, tolerancia frente a la depredación ambiental y la degradación de la calidad de vida y la salud de las poblaciones adyacen- tes a sus zonas de operación. Durante to- dos esos años se apoyó la introducción de cultivos transgénicos en el agro, sin medir que afectarían a los campesinos, a la dieta popular urbana y a la reproducción de las variedades criollas y por ende, de la biodi- versidad. Implicó, también, la renuncia en varios sentidos a la soberanía nacional, su- bordinándose a los dictados injerencistas de un número mayor de organismos inter- nacionales controlados por los intereses de las grandes potencias y las corporaciones transnacionales. Todo ello fue favorecido además por nuevas leyes del trabajo que flexibilizaron las condiciones de los traba - jadores, golpeando duramente a los jóve-

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