Número 43
12 con la presidenta Dilma, preparando su destitución, han salido embarrados y por si fuera poco, figuras prominentes del opo - sitor PSDB, que busca el derrocamiento del gobierno petista, tiene la misma cocham- bre en pleno rostro. Si de ética política se trata, este hecho representa un revés para quienes conspiran en aras de la «limpieza de la gestión gubernamental», sin haber lavado el cuerpo previamente. En Brasil, un nuevo golpe de estado, vía el Congre- so, se consumó. Su impacto negativo en la región, multiplicará los riesgos para la soberanía continental y los movimientos sociales, dentro y fuera de dicho país. Repliegue y caída de los reformistas de nuevo cuño Si este es el curso ascendente de las dere- chas, golpeadas en su imagen y legitimi- dad por ciertas operaciones dolosas, las izquierdas reformistas han sufrido tres derrotas en comicios ciudadanos impor- tantes: la parlamentaria en Venezuela, la presidencial y parlamentaria en Argentina, y en el referéndum en Bolivia que cerró el paso a la tercera reelección presidencial al mandatario Evo Morales. El escándalo de corrupción y saqueo de recursos del Fon- do Indígena, le restó imagen y aceptación ciudadana, sin lograr desgastar al MAS, el cual conserva importantes cuadros de relevo. Morales replicó, denunciando a los líderes de la oposición por su ilegal y clandestina transferencia de capitales a paraísos fiscales para evadir la tributa - ción estatal. 15 En el Uruguay, concluido el mandato de José Mujica con elevada acep- tación popular, pero con pocas reformas, entre ellas, la legalización y regulación del consumo de la marihuana, se abrió un nuevo escenario electoral. El Frente Am- plio para garantizar la reelección lanzó a la presidencia a su figura más conservadora: Tabaré Vásquez, poco amigo de la unidad continental, comprometido con la idea de no realizar reformas de impacto y de es- tablecer lazos de convergencia con la de- 15 http://www.la-razon.com/nacional/Morales-Fondo-Indige- na-movimiento-indigena_0_2489751041.html recha en el Congreso. Tabaré, además, es un conocido opositor al derecho del abor- to. En Venezuela y la Argentina fueron visibles los yerros de gestión pública que impactaron negativamente en la mayoría de la población. La base social ganada se perdió y no hubo de parte de los partidos y equipos gobernantes movimientos de au- tocrítica y rectificación. Sabido es que el liderazgo de Nicolás Maduro ha perdido credibilidad en las filas de las izquierdas de nuestro continente, por errores propios y acumulados en el terreno económico. En la historia contem- poránea de Venezuela sus grandes crisis políticas han estado asociadas a las crisis petroleras. Sin embargo, ni los gobiernos de los partidos tradicionales (AD y CO- PEI) ni los gobiernos de Chávez y Maduro apostaron a diversificar la economía ve - nezolana y alcanzar la inasible soberanía alimentaria. Los costos de estas flagran - tes omisiones se pagan. Se suma a lo an- terior, el fracaso de las políticas contra la violencia delictiva y el crimen organizado. La inseguridad es un tema pendiente. Sin embargo, de lo que no se tiene clara con- ciencia es de la política estadounidense hacia Venezuela. Un documento filtrado y compartido en las redes sociales acerca de la llamada «Operación Libertad Venezue- la-2», a cargo del Comando Sur jefaturado por el almirante Kurt Tidd, el 25 de febrero de 2016, despierta nuestra preocupación y alarma. Tidd, a un mes de haber asumido el mando, rubrica y avala este proyecto in- tervencionista, lo que quiere decir que Ve- nezuela ocupa el primer lugar de la agenda estratégica estadounidense. 16 Algo parecido aunque con menor in- tensidad, ha acaecido en el Ecuador de Ra- fael Correa y el Chile de Michelle Bachelet, refrendado por la creciente desaprobación ciudadana. Uno y otro régimen, favorecen el desarrollo de la minería a tajo abierto, contra las advertencias y oposiciones de grupos ambientalistas y comunitarios. 16 López y Rivas, Gilberto, « Venezuela en la mira del Co- mando Sur», http://www.jornada.unam.mx/2016/04/29/opi- nion/023a2pol
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