Número 42

9 no tanto en lo físico, sino en el terre - no de los vínculos sociales y políticos que mantenían todas aquellas ciudades asentabas en la dicha provincia.   Tres momentos reconocibles Carlos V, su madre y los de su Corte utilizaron la denominación Temixti - tan-Mexico en muchísima documen- tación enviada a la Nueva España, por lo menos durante los primeros 26 años de Conquista. En ese lapso, podemos advertir en ciertos años detalles en la enunciación de la designación de la ciu- dad que no se emplearon en otros, lo cual permite establecer por lo menos tres momentos distintos. De 1522 a 1527 no hay novedad en la enunciación; se utiliza el binomio en la manera referida, salvo algunas variantes escriturales en el primer componente, tal vez debidas –no lo he podido aclarar del todo– a usos de edi - tores y tipógrafos. Esa estabilidad comienza a trastocar - se cuando, a finales de 1527, se enuncia por primera vez el nombre de la ciudad como de Mexico, en solitario. A partir del 29 de noviembre de ese año se co- mienza a deslizar, muy ocasionalmente, ese sustantivo como única referencia, aunque no se abandonó del todo Temix- titan-Mexico, que siguió estampándose, con la singularidad ya advertida de su complejidad, en reales cédulas, provi- siones, mandamientos, etcétera, pero acompañado en renglones subsecuentes con el de ciudad de Mexico. Esa enunciación del binomio, con subsecuentes y esporádicas menciones a la ciudad de México dentro de los mis- mos documentos, llega con cierto ritmo acompasado hasta 1534. A partir de ese año inicia el tercer momento, en que se nota un cambio no sólo en el ritmo, sino inclusive en la frecuencia con que se usa la designación ciudad de México en solitario, que conforme pasa el tiempo se va convirtiendo en más usual en de- trimento del binomio, que aun y con su Fuente: www.elle.mx

RkJQdWJsaXNoZXIy MTA3MTQ=