Número 42
25 gubernamental callista. 4 Por lo anterior, no podía simpatizar con la orientación de Amauta, ya que auspiciaba ese tipo de vanguardismo que le era ajeno. Al enterarse de la respuesta de Torres Bodet, Mariátegui le comunicó –por vía epistolar– su molestia al intelectual hon - dureño Rafael Heliodoro Valle, 5 director de Revista de Revistas, solicitándole la publicación de una carta abierta dirigi- da al intelectual mexicano, en la que, de nuevo, demandaba una rectificación. En su respuesta, Valle prometió la próxima publicación de su carta replicante. 6 La reacción de Torres Bodet fue ex - cesiva y equívoca. Hizo extensiva su crí - tica a la intelectualidad sudamericana, homologando los prejuicios antimexica- nos de Leopoldo Lugones a los ataques de José Santos Chocano contra José Vasconcelos, así como a los de Alberto Hidalgo convirtiéndolos en expresiones del « Iberoamericanismo utilitario », «que es el único de que disponen para nosotros los escritores del Sur y va más allá del límite que se marcó a sí misma la doctrina Monroe». 7 El iberoamerica- nismo genuino –asumido retóricamen - te por Torres Bodet en nombre de los mexicanos– era: «Representar a estos pueblos tan orgullosamente seguros y, sin embargo, tan débiles, es nuestra mi- sión espiritual y también nuestro com- promiso geográfico indeclinable». 8 Torres Bodet exageró el desencuen- tro entre los intelectuales mexicanos y los sudamericanos. En las páginas de las revistas culturales y políticas de ambas latitudes, en así como en los co- rrespondientes epistolarios, sobresalen las señas de hermandad y reciprocidad. 4 Jaime Torres Bodet (1902-1974) y Enrique González Rojo (1899-1939), colaboraban con Bernardo J. Gastélum, Secreta- rio de Salubridad, mientras que Salvador Novo (1904-1974) trabajaba con José Manuel Puig Causaranc, titular del ramo de Educación. Véase: Blázquez Espinoza, José Carlos. Entrevista a Miguel Capistrán incluida como anexo I de Jorge Cuesta. Inteli- gencia en llamas. (Una aproximación desde la Historia Cultural) . Tesis de licenciatura en Historia, BUAP, mayo de 2002, p. 152. 5 Rafael Heliodoro Valle a Mariátegui, México, D.F., 24 de mayo de 1927, reproducida en: Correspondencia tomo I , p. 286. 6 Ibíd . 7 Torres Bodet, Jaime, «Iberoamericanismo utilitario», Revis- ta de Revistas (México), núm. 880, 1927. 8 Ibíd. Amauta no fue la excepción. La larga - mente documentada solidaridad de la intelectualidad sudamericana de van- guardia con México entre 1911 y 1927, 9 no puede ser enlodada por las frases hirientes de Lugones, Chocano e Hidal - go, como señaló Mariátegui en su carta replicante. Su defensa frente a los ata - ques de Torres Bodet optó por centrarse exclusivamente en Amauta : Diga lo que piense de Amauta, bueno o malo –no le guardaremos por esto ningún rencor– pero no coloque en nuestro programa político, abierta y seriamente revolucionario, las arbi- trarias y personales frases del bizarro poeta de Simplismo . 10 Desenlace: entre la represión del oponente y la ventaja La contienda epistolar se reprodujo en las páginas de Repertorio Americano , a casi dos meses de la censura de que fue objeto Amauta y de la detención policial de su director junto a varios intelectua- les y dirigentes sindicales obreros bajo el cargo de participar en un imaginario 9 Yankelevich, Pablo. Miradas australes: propaganda, cabildeo y proyección de la Revolución Mexicana en el Río de la Plata, 1910- 1930 . México: INEHRM, 1997. 10 Mariátegui, José Carlos, «Entendámonos», Repertorio Ame- ricano (San José C.R.), Tomo XV, núm. 5. San José, Costa Rica, 6 de agosto de 1927, p. 79.
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