Número 42
23 L os derroteros de la antropología e historia intelectual son varios, son más accidentados que com- plejos, algunas veces convergentes y fecundos. La experiencia acumulada viene solventando encuentros y debates fecundos. Nuestra trayectoria en este horizonte sigue decantándose, persiste en su búsqueda. Es necesario precisar los hitos que involucran a los intelec- tuales y sus medios de expresión co- lectivos (revistas, boletines y páginas culturales de diarios), así como sus con - tiendas y movimientos en esos corredo- Mariátegui y Torres Bodet: Hitos de un desencuentro intelectual Ricardo Melgar Bao res intelectuales que compartían y que borraban las fronteras nacionales. Las identidades de los colectivos intelectuales tendieron a irse configu - rando a través de sus revistas, abrien- do juego a su heterogeneidad ideológi- ca, intelectual y artística. El nosotros, como forma de enunciación, posicio - namiento y confrontación, dejó huellas sustantivas en las páginas de las publi- caciones culturales, en los epistolarios, en las memorias y en las fotografías. A partir de 1919, podríamos en nuestro continente de la emergencia de un cam- po de interacción intelectual mediado principalmente por las revistas cultura- les, en el sentido que le atribuía Pierre Bourdieu, con relativa autonomía frente a sus públicos, pero que al mismo tiem- po definía un sistema transnacional «de líneas de fuerza». 1 Los intelectuales y sus revistas se involucraron en la trama de contradicciones y el proceso de pola- rización que les tocó vivir coyuntural - mente, en el seno de ese espacio social de interacción. La crítica se convirtió en el principal vehículo intelectual de con- frontación. Las corrientes vanguardis - tas no aceptaban los viejos cánones in- telectuales, apostando a modelar otros capitales culturales, nuevas jerarquías y nuevas legitimidades. 1 Bourdieu, Pierre, Campo de poder, campo intelectual , Bue- nos Aires: Quadrata Editorial, 2003, pp. 11 y ss.
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