Número 41

38 P.- ¿Cómo está eso? R.- Cuando una mujer o un hombre pa - decen una enfermedad grave (cáncer, dia - betes, tuberculosis), los médicos pueden actuar de dos maneras: buscar el alivio o esforzarse en la curación. P.-Alivio y curación ¿no son lo mismo? R.- No. El alivio es hacer menos insoporta - ble una dolencia, mitigar o aligerar un pa- decimiento; la curación es hacerlo desapa - recer o extirparlo. En México y me atrevo a decir que en todo el mundo se ha renun- ciado a la sanación de la cruel enfermedad que nos aqueja. P.- Y que es… R.- Una combinación de capitalismo y el poder sustantivado. P.- ¿Poder sustantivado? R.- Sí, un poder estatal divorciado de la base popular que dice representar, dejan - do a un lado por un momento el poder económico de las grandes corporaciones mundiales. P.- Explíquenos cómo está eso de que se ha optado más por el alivio que por la cu - ración? R.- Quienes creen que la democracia o, como dicen, la “auténtica democracia” (en realidad el capitalismo y la heterogestión) es el mejor o el “menos malo” de los mun - dos posibles, optan por el alivio y prescin- den de la curación. P.- ¿Y eso está mal? R.- Sí, porque el alivio, en el optimista caso en que se produzca, está lejos de ser el camino o la garantía de la sanación. El alivio, si no hay curación, corre el peligro de esfumarse y ceder su lugar al pertinaz sufrimiento. P.- ¿El alivio, si se da, es entonces efímero? R.- Sí, en general no dura mucho y como, al cabo de cierto tiempo, tiende a desapare- cer, los aliviadores “democráticos” pugnan por reconquistarlo y, como la enfermedad permanece intacta, hay una incesante y desgastadora lucha por obtener una mejo - ría que no puede ocultar su semejanza con el espejismo. P.- ¿Quiénes sostienen en México este punto de vista? R.- Todos los que con buenas (o dudosas) intenciones limitan su lucha a defender los llamados “valores democráticos”. Es

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