Número 40

32 A hora que mi nieto Joel cumple 15 aurorales años; mis hijos y nietos se han reunido en mi casa para la celebración de su cumpleaños. Antes que se retiren, invito a Joel a pasar a mi biblio - teca para conversar en intimidad. Algo sorprendido y con su sonrisa de conejo vivaracho me mira. Le digo: ¿Recuerdas el cuento de Francisco Izquierdo Ríos que te regalé cuando aún eras niño? Diciéndote que mis cinco hijos habían leído ese cuento? De inmediato, me respondió: Ah! Sí! El Bagrecito que surcó los ríos de la selva; en su travesía aprendió a sor - tear peligros y eludir acechanzas hasta que llegó al océano Atlántico mientras se iba haciendo adulto. Claro, así fue. Ahora a mis 75 años y ya en el tramo final de mi vida quiero expli - carte el Arte de vivir y bien morir; aunque no es fácil para mí expresarme con sen - cillez y amenidad porque no soy literato como Francisco Izquierdo Ríos, el autor del Bagrecito . Pero, lo intentaré conociendo tu afición al ajedrez. Afición que solo pren - dió en ti, después de haberle enseñado a mis cinco hijos y cinco nietos Como tú sabes, en una lid ajedrecística se plantea una estrategia y se ejecutan tác - ticas y quien mantiene la iniciativa logra la victoria. Pero, en ese afán se cometen errores. Si el error se comete en la etapa de la apertura podría repararse en el medio juego ; tan igual que un error cometido en la adolescencia, podría enmendarse en la El arte de vivir y bien morir Antonio Rengifo Balarezo edad adulta. Pero, un error en la vejez es irreparable como ocurre en los finales de la lid ajedrecística. Como es lógico, los geniales ajedrecis - tas tienen una concepción de lo que es el ajedrez y la explicitan en las entrevistas. He aquí dos ejemplos. ¿Qué es el ajedrez? • Boris Spassky respondió: El ajedrez es como la vida. • Robert Fisher respondió: El ajedrez es la vida. Para Spassky el ajedrez no era la vida o su vida. Spassky tenía una profesión y dedicaba mucho tiempo a otras aficiones como el atletismo, la natación, la música clásica rusa, la literatura, el tenis.. El ajedrez no lo encarceló, no lo aisló de la sociedad. Fue un ser humano y llegó a ser

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