Número 38
        
 En 1970 se creó el fideicomiso Bahía de Banderas, siendo el primero en el país con finalidades turístico-habitacionales y en el cual tenían participación los campesinos; éste les permitiría realizar otras activida- des diferentes a la agricultura, sin embar- go, solo fungió como un instrumento del Estado para concluir la expropiación de tierras, su función era intermediaria; Esta- do-inversionistas. El 10 de noviembre del mismo año, el presidente Gustavo Díaz Ordaz, por decre- to de expropiación, declara de utilidad pú- blica el desarrollo habitacional y turístico, en los terrenos que circundaban la Bahía de Banderas, ubicado en las costas de Na- yarit y Jalisco. La expropiación abarco 4,236 has. del municipio de Compostela, comprendien- do 140 km. de playa a lo largo del litoral nayarita, afectando a los ejidos de Sayuli- ta e Higuera Blanca; con radio de acción o efecto directo a los programas agrícolas, ganaderos, pesqueros, industriales, educa- tivos y de vivienda popular de 60 mil has., 8 las tierras expropiadas en conjunto pasa- ron a ser patrimonio del fideicomiso Ba - hía de Banderas (Real, Madera, Olivarria, 2010) (Fonseca, 2009) Posterior al decreto, la primera acción emprendida por el gobierno fue legalizar la tenencia de tierras ejidales como pro- piedad privada y segundo modificar la Constitución Mexicana para permitir a los capitales extranjeros obtener terrenos en costas de México. Así, instituciones crediticias se dieron a la tarea de adquirir terrenos para ven- der posteriormente certificados de parti - cipación inmobiliaria a particulares, tanto nacionales como extranjeros, lo que per- mitía a los  capitales privados invertir en forma directa, clara y dentro de la ley. Por consiguiente: “(…) los pobladores cambiaran de tipo de actividad, así de agricultores o pescadores pasaron a ser trabajado- res de la construcción, agroindustria y de servicios, y no siempre en las mejores condiciones laborales, ya que, sobre todo en la industria eran pocas las ocasiones para poner en práctica los conocimientos, debido que se traía personal especializado” (Real, Madera, Olivarria, 2010: 4-8) El cambio de posición de los poblado- res locales en las relaciones de producción fue evidente, estos dejaron de ser los pro- pietarios del territorio, para convertirse en empleados que apoyaran la consolida- ción del nuevo polo turístico, planificado por el Estado. Bajo este esquema de orden capitalista, se han introducido en el mercado territorios y bienes comunes utilizados desde tiempos ancestrales por comunidades y poblaciones rurales, despojándolos de espacios geográ- ficos que conforman en la mayoría de los casos, su medio de subsistencia económica y su reproducción cultural. “En la década de los noventa llegó a Punta Mita una inversión privada Gustavo Díaz Ordaz. Fuente:  www.sinembargo.mx
        
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