Número 38
5 gía que le generarían y generan arqueos de indignación y de profunda repugnan- cia a los maestros mismos de la arqueolo- gía mexicana, consagrando el atropello en aras de una academia de pacotilla. Nos preocupa, no menos, enterarnos que el “arqueólogo” de limitadas enten- dederas y agente de la Caterpillar Inc., resulta ser, nada menos, que el represen- tante nacional del INAH ante la Secre- taría de Comunicaciones y Transportes para todo lo relacionado con los actuales proyectos de infraestructura carretera en el país. Así. Este funcionario que se ha faltado al respeto a sí mismo, en reali- dad no es más que un apéndice más de un dispositivo depredador que es preciso identificar y desmontar. ¿Cuántas depredaciones oficializadas faltan aún por concretarse en el proceso de construcción de la autopista Siglo XXI? ¿Cómo se puede ir más allá si en casa no hay un poco de orden? ¡Por una Arqueología al servicio de los Pueblos! Ayotzinapa A un año de los hechos de Ayotzina- pa, incluimos para nuestros amables lectores en este número el informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para su consulta, así como los vínculos para acceder a las declaraciones de los padres de los alumnos. Otras palabras sobran. z en sus diarios se or que en ningún otro ita cotidiana del im- esos paseos laterales nan siendo el camino diario, como el ensa- ue cultivó brillante- permiten a filósofo ju- conjetura y la obser- retrato y la crítica, el l aforismo. Este mes res publica fragmen- rio de Alejandro Rossi. ilia Pacheco y Fernan- Ramírez han selec- otas de su cuaderno En el apunte introduc- an de la mina de sus nes privadas: decenas s escritas a mano que Rossi tuvo a bien des- a dictarlas a una gra- resultado es más de de páginas que cubren más de una década: del iembre de 1993 hasta iciembre de 2003. obadita que Pacheco y mírez nos ofrecen es a. El diario puede ser de Rossi, lo mismo que no gris a la obra de Jo- omo puede advertirse eve antología, las li- turan un vivir leyen- ando con inteligencia selección ha tijeretea- as filosóficas y políti- AL PUEBLO DE MÉXICO ARELY GÓMEZ GONZÁLEZ PROCURADORA GENERAL DE LA REPÚBLICA La destrucción de la zona arqueológica de La Mezquitera, municipio de Tlaltizapán, Morelos, exhibe públicamente el doloso proceder de los funcionarios del Instituto Nacional de Antropología e Historia: Teresa Franco, Directora General; Pedro Francisco Sánchez Nava, Coordinador Nacional de Arqueología; Ma. De los Angeles Olay Barrientos, Presidenta del Consejo de Arqueología; Víctor Hugo Valencia Valera, Delegado del C. INAH Morelos; Alma Rosa Cienfuegos Domínguez, Jefe de Departamento de trámites y servicios legales del C. INAH Morelos; Mario Córdova Tello, miembro del Consejo de Arqueología e investigador del C. INAH Morelos, quienes actuaron en total contravención a la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos que rige la investigación, conservación y protección de las zonas arqueológicas. A través de diversos medios de comunicación, se muestra la brutal destrucción de La Mezquitera, una amplia y extensa zona arqueológica que debe ser protegida y conservada pues constituye un asentamiento prehispánico salvaguardado por la Ley Federal. El INAH, como autoridad académica y legal competente, está obligado a preservar y de ninguna manera destruir. La determinación y declaraciones de funcionarios públicos en el caso de la Mezquitera ha causado el desprestigio de nuestra Institución y el menoscabo de la Ley Federal. Demandamos de la Procuraduría General de la República se inicien las averiguaciones correspondientes y el establecimiento de las responsabilidades a quienes resulten responsables. Responsable de la publicación: Daniel Nahmad Molinari, Secretario de Orientación ideológica. Inserción Pagada Miércoles 12 de Agosto del 2015 z REFORMA CULTURA 15 cas para entregarnos un plato de apuntes literarios. La escritura aparece en el diario como una vacuna contra la locura: “Debo escribir porque de lo contrario me vuelvo loco,” escribe el 18 de abril de 1994. El ocio convoca a los demonios, a las obsesiones, a los fantasmas. El vacío es “el teatro de esos monstruos.” Por eso la escritu- ra, terapia cotidiana, altera la peligrosa quietud. Revuelve las aguas para reflexionar sobre la extranjería y la ambición lite- raria, para recordar a un escri- tor recientemente muerto, para precisar los méritos de un poeta, para relatar una conversación, un encuentro. Dardos certeros como éste: “Los escritores creen que hablan acerca de la Condi- ción Humana y después resulta que apenas son los cronistas de una época específica, un quin- quenio de la Colonia Roma…” Rossi jugaba con la idea de pes- carse un seudónimo y dedicarse a la crítica: “dura, sincera, solita- ria, de buena fe y divertida.” En mayo del 2000, Alejan- dro Rossi escribió: “La ilusión, que no me abandona, de escribir una prosa ‘verdadera’, sin corte- sías, sin dengues, sin censuras y coqueterías estilísticas. A veces oigo esa música.” Podemos oírla también en sus diarios.
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