Número 38

16 relaciones horizontales, cooperativas y de reciprocidad, además de una enorme diversidad de formas alternativas: produc- tivas, democráticas y de gestión de los bie- nes naturales comunes. La autogestión para el desarrollo es un elemento totalmente imprescindible y conformador de procesos autonómicos, sin ello el turismo nunca garantizara un verdadero desarrollo local, por el contrario estará subsumido a la lógica del capital. El proyecto Latautonomy sostiene en su hipótesis del equilibrio la afirmación que: en un sistema autonómico –que es un proceso social del cual emerge un nuevo sujeto político– debe existir un equilibrio entre la dimensión política-ju- rídica, la dimensión cultural-intercultu- ral y la dimensión económica-ecológica. Si un proceso autonómico tiene caren- cias de una de estas dimensiones (o so- bredimensión de otra), existe el peligro de que actores externos (Estado nacio- nal, terratenientes, compañías trasnacio- nales, etcétera) penetren el sistema, lo subviertan desde adentro y lo destruyan” (Gabriel 2009) Sin la incorporación de las lógicas y formas de vida locales a los proyectos de desarrollo turístico no existirá equilibrio, dado que la dimensión cultural-intercultu- ral no figura, aun cuando se hable de cada una de estas dimensiones en equilibrio adheridas a las formas de desarrollo turís- tico, su emersión debe haberse dado en libertad: el desarrollo implica una proceso libertario y autonómico. Amartya Sen (2000) explica que “el desarrollo debe ser considerado como un proceso de expansión de las libertades rea- les que disfruta la gente”, sin duda la au- todeterminación representan una forma emancipadora de la libertad entre las co- munidades, ya que se manifiesta como un reclamo por el respeto a las formas de vida y a las cosmovisiones territoriales. El territorio representa como mencio- na López y Rivas (2014) “la base material para la creación de sujetos autonómicos”. Figura como la base de su reproducción so- cial y por tanto de su subsistencia. Como plantea Latautonomy en la hipótesis de te- rritorialidad: cuanto mayor es el control de un sistema o sujeto autonómico sobre un determinado territorio, menor es el peligro de una destrucción masiva de los recursos naturales y, por lo tanto, mas grande la sostenibilidad del sistema. Para que el desarrollo turístico sea en- dógeno y se encuentre fundamentado en la territorialidad debe involucrar: cono- cimientos específicos sobre la utilización de los recursos naturales, (conocimiento local). Cohesión social sobre la base de un bien común culturalmente definido (capi - tal local) y autonomía política en los pro- cesos de decisión. Conclusiones Por tanto, la implementación del turismo en zonas rurales, cargadas de valores étnicos, implica desde un enfoque antropológico la capacidad de desarrollo a escala totalmente humana, social y ética, que no se asemeje en ninguna de sus formas al etnocidio. Toda forma de desarrollo debe partir de la existencia de una necesidad asumi- da por las comunidades, para poder entrar al desarrollo turístico no como marginado definiéndose a partir de sus carencias, sino por el contrario de sus fortalezas. La actividad turística debe ser social- mente solidaria, ambientalmente responsa- ble, culturalmente enriquecedora y econó- micamente viable, solo así representara una real y verdadera forma de desarrollo alterna y distante del capitalismo, donde además la autonomía se encuentre inherente. El turismo comunitario con una visión holística, desde la perspectiva de los cono- cimientos o saberes locales, podrá contri- buir a disminuir la migración hacia las zo- nas urbanas. El Modelo autonómico podrá generar control y no sólo el derecho al uso de los recursos, de acuerdo con sus propias necesidades y siguiendo sus propias lógi- cas de producción y consumo. Debe considerarse al capital social como un núcleo endógeno, ya que el desa- rrollo desde esta perspectiva inicia a partir

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