Número 37
60 Debemos decir que la desaparición forzada no está tipificada en la legis - lación nacional y se ha vuelto una lucha urgente e imperiosa generar su diseño desde un enfoque de víctimas junto con su reconocimiento formal dentro de la Constitución y que dicha figura se encuentre armonizada con las legisla - ciones estatales, es decir, luchar por una Ley General de Desaparición Forza- da en cuya arquitectura participen en primer lugar las víctimas de este delito de lesa humanidad y que atienda las recomendaciones que desde 2011 real- iza el Grupo de Trabajo sobre Desaparición Forzada de Personas y ahora el Comité Contra la Desaparición Forzada de la Organización de Naciones Unidas. Dicha ley cristalizaría en lo concreto en unificar el tipo penal de desaparición forzada en todo el país, en un protocolo de búsqueda eficaz e inmediata de las víctimas de desaparición forzada, en la creación de una institución autónoma e independiente que garantice que las dependencias activen los mecanismos de búsqueda, en un registro nacional de víctimas de desaparición forzada, así como con un banco de datos con información genética. Otra lucha fundamental que se tiene que librar es el cumplimiento de la res- olución del Poder Judicial de la Federación emitida el 19 de junio de 2014 con respecto al caso de los compañeros del EPR desaparecidos en 2007 Gabriel Alberto Cruz Sánchez y Edmundo Reyes Amaya la cual ordena su búsqueda en las principales instalaciones militares y de ser ejecutada sentaría un preceden- te inédito para muchos otros casos más. Dos cabezas de la hidra. La desaparición forzada ha sido ejecutada como política de terror del Es- tado mexicano y ha sido una práctica continua en el estado de Guerrero desde hace más de 40 años. Desde los casos de Jacob Nájera Hernández y Rosendo Radilla Pacheco en los setentas, Gregorio Alfonso Alvarado López en los noventas, de Eva Alarcón y Marcial Bautista y de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa durante las dos primeras décadas de nuestro milenio son pruebas dolorosas de dicho carácter de continuidad, el cual dada su longitud solo puede ser sostenido, sistematizado y ejecutado por el Estado mexicano, sus instituciones y sus personificaciones. Se ha con - vertido en un mecanismo operado desde el Estado que busca construir el terror, la incertidumbre, la desmovilización, la parálisis y así poder poner en movimiento prácticas del despojo, la recolonización y la muerte. Por el otro lado, la amapola, de la cual se raspa la goma de opio funda- mento base en la producción de heroína ha sido un oro rojo que genera
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