Número 35

3 HSBC, para que las saque de sus fronteras bajo contratos indignos? ¿Cómo no indig - narnos cuando la SEDENA –según datos de la más autorizada entidad internacional en temas de gastos militares– acredita un incremento del 7 % en su presupuesto, uno de los más elevados del continente? 1 Y es que el recorte recién anunciado del gasto público –es decir, el de nuestros dineros como contribuyentes– no se rige por el va - lor de la vida. Todo indica que se avecinará una oleada inflacionaria que golpeará al mero pueblo. Sin embargo, el funcionario mayor de hacienda, Luis Videgaray, nada menciona al anunciar los recortes respecto a las partidas privilegiadas que no se tocan o se tocan lo menos posible, entre las cuales destacan las de la SEDENA, la cual seguirá siendo la gran beneficiada del gasto público a costa de todos los mexicanos inconsultos. Y esa categoría de mexicanos inconsultos es abrumadoramente mayoritaria. Videga- ray nada nos dice de sus promesas a cum- plir a favor de Banjército, entidad nada confiable, evidenciada por la Condusef por cobros indebidos 2 y movimientos no trans- parentes. En los hechos se respetará el le - sivo programa de desarrollo 2013-2018 de las entidades castrenses, cuyo puntal es el fortalecimiento de su maquinaria de inteli- gencia, violando la privacidad de la ciuda- 1 http://www.animalpolitico.com/2014/03/sube-el-gasto-mili- tar-en-america-latina/ consultada 10 de enero de 2015. 2 http://aristeguinoticias.com/2410/mexico/6-bancos-cobran-comi - siones-indebidas-condusef/ consultada el 9 de enero de 2015. danía. Ese puntal que es, en perspectiva, el de mantener con la complicidad guberna- mental su solapada o no solapada práctica de violación de derechos humanos. Los llamados a refundar la República y a generar una nueva Constitución resultan de elemental pertinencia, como pertinente aparece también el cuestionamiento radi- cal a la onerosa ficción de unas elecciones donde la transa se ha ido sofisticando y perfeccionando con el paso de los años. Sin embargo, ¿acaso se resquebrajará el siste- ma con la abstención? ¿quién gana con el voto no ejercido de quien está con toda razón harto del engaño? ¿quién se benefi - cia de un abstencionismo selectivo? Ya se frotan las manos quienes saben que existe, incólume, el “voto duro” proveniente del clientelismo y de la desinformación culti- vada con esmero. Y aquellos que de buena fe y con trabajo de base se han incorpora- do a una nueva agrupación política que sin embargo ya acusa insuficiente democracia interna, ¿quedarán a la deriva? ¿Son igual de pésimos e impresentables todos los can- didatos? ¿Podemos elegir un adversario menos pésimo que otro? Y sin organiza - ción de base, ¿puede ser la abstención algo diferente a una digna pataleta, tan ejem- plar como ineficaz? En fin, que las preguntas se valen y las necesitamos. Como suele suceder en los números de esta revista –o así queremos verlo–,

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